Sonido y salud (2da. Parte)
El ADN y el sonido.
Autor: Dr. Franco Rossomando
Las frecuencias de sonido pueden ser utilizadas por el ADN para:
– mantener su estructura constante y evitar las deformaciones o alteraciones.
– promover los procesos de reproducción y “réplicas” de sí mismo.
El ADN se encuentra en permanente interacción con frecuencias eléctricas y sonoras. (iones cargados) especialmente transmitidas por el sistema nervioso así como por los iones de hidrógeno del agua orgánica. Estos iones cargados sirven para modular el sistema de frecuencias que desarrolla un sonido de alta frecuencia de banda entre 1´9 MHZ y 2 MHZ.
Comportándose como una estructura poseedora de resonancia, el ADN es capaz de absorber o “escuchar” una frecuencia sonora idéntica a sí mismo en fase y amplitud, Gracias a esta captación vibratoria desde su entorno, el ADN se informa acerca de qué tipo de proteína es necesario reemplazar o duplicar en determinada célula.
Durante el proceso de envejecimiento, la vitalidad celular decrece debido a un proceso por el cual el ADN va adquiriendo cada vez más vueltas sobre sí mismo, como si fuera retorciéndose.
La molécula de ADN tiene un número exacto de cromosomas -formando el escalón de la hélice caracol-. Dado que su longitud es fija, cuando se produce dicho enroscamiento, en el proceso de envejecimiento, obviamente se añaden más vueltas, lo cual, como consecuencia, va a reducir el espacio entre las dos hélices, es decir, el escalón, y por lo tanto, el número de cromosomas en cada vuelta. Éste proceso está directamente relacionado con la edad, tanto en el número de giros como en el número de cromosomas.
Es decir, que a medida que el ser humano recorre sus diferentes etapas evolutivas, el ADN va girando más y más sobre sí mismo, reduciendo el espacio entre las dos hélices, y por lo tanto el número de cromosomas, de acuerdo a como sigue:
- El ADN de una célula embrionaria contiene 46 cromosomas por giro.
- En la sexta semana de embarazo el ADN tiene 34 cromosomas por giro.
- En el décimo mes lunar una molécula de ADN (mitad procedente de la madre y la otra mitad procedente del padre) se ha reproducido a sí misma más de 6 trillones de veces.
- Cuando un bebé nace, el proceso de reproducción decrece debido al retorcimiento de la hélice del ADN.
- A la edad de 2 años, el ADN ha girado reduciendo el número de cromosomas a 22 por giro.
- A la edad de 21 los cromosomas son de 14 por giro.
- Desde los 35 hasta aproximadamente los 55 años, los cromosomas se estabilizan de alguna forma en 10 por giro.
- Alrededor de los 55 años de edad en adelante los 10 cromosomas por giro se reducen a 6 y continúan decreciendo hasta la muerte del organismo.
Gradualmente, se va perdiendo energía cinética a nivel de los electrones de hidrógeno, y la carga de energía de los iones del sistema nervioso va siendo cada vez menos intensa. De esta manera el ADN pierde capacidad de reproducirse a sí mismo y el proceso de envejecimiento comienza a causar perturbaciones en el organismo.
Adicionalmente, el constante descenso del número de cromosomas con el paso del tiempo actúa lentamente reduciendo la vitalidad del sistema del nivel celular.
Un hecho muy importante en este nivel es que cuando el ADN envejece, se torna más vulnerable o más sensible a las ondas de interferencia, ya sea externas o internas, ya sea benignas o malignas, sonidos o ruidos.
Si estas interferencias tienen lugar durante el proceso de escaneo, los patrones resultantes quedarán distorsionados con respecto al original. Si esto ocurre de forma masiva podría dar lugar al desarrollo de enfermedades degenerativas o malignas como el cáncer.
Este hecho resulta fundamental para comprender la utilidad de patrones vibratorios armónicos, a los cuales el ADN es sensible, como por ejemplo el sonido de las notas musicales, de manera que se pueda reestablecer un orden saludable en la totalidad del organismo. La administración terapéutica de sonido, por medio de las Esencias Homeofónicas, es capaz de producir tal efecto terapéutico para el restablecimiento de una salud y un vigor óptimos.
El agua como vehículo del sonido.
Existe una afinidad muy particular entre el agua y el sonido mucho mayor de la que existe entre el sonido y los otros elementos de la naturaleza, como por ejemplo el aire o la tierra. Esta es una de las principales razones por las cuales el sonido puede ser vehiculizado por medio de las Esencias Homeofónicas.
Si bien el sonido normalmente se transmite a través del aire, lo mismo que la luz, en realidad el proceso de audición se produce en última instancia a través del líquido coclear, que se encuentra en el oído interno. Este líquido está constituido básicamente por agua, cuyas propiedades transmisoras de sonido aumentan gracias a la presencia de determinados elementos minerales que ayudan a sintonizar con gran precisión las frecuencias de las vibraciones que entran por el oído, para luego ser transmitidas, por medio del órgano de Corti y del nervio auditivo, al cerebro.
Otro aspecto muy interesante en relación con el agua y el sonido está ya señalado por la Medicina Tradicional China.
Sabemos que su filosofía establece la existencia de Cinco Elementos siendo el primero de ellos, el Agua. Según este punto de vista, el elemento Agua es la base de la vida, y queda asociado con el líquido amniótico, que constituye el primer “elemento” natural con que tenemos contacto a partir del momento de nuestra concepción.
Con este elemento también están vinculados los riñones, que tienen la función básica de “vitalizar” y dinamizar” el agua que compone nuestro cuerpo, siendo el elemento proporcionalmente más importante de nuestro organismo (70%).
A su vez, tanto el agua como los riñones quedan estrechamente asociados con el sentido del oído, ya que en el proceso de embriogénesis, es el primer sentido en desarrollarse y en registrar percepciones.
Durante los primeros dos meses de gestación el oído del embrión se encuentra se encuentra lo suficientemente desarrollado como para percibir el primer sonido vital: el latido del corazón de la madre.
Este hecho reviste fundamental importancia desde el punto de vista biológico y psicológico, ya que siendo la audición el primer acto perceptivo, queda íntimamente ligada al sentimiento de identidad, de seguridad y de protección.
Por otra parte, las vibraciones sonoras de los latidos maternos van estableciendo por resonancia un ordenamiento rítmico y acompasado de las energías vitales embrionarias.
Por lo tanto, el sonido es la primera forma de energía vibratoria que percibimos en la vida intrauterina, antes que la luz, los aromas u otras formas externas de vibraciones.
No es mera casualidad que, como lo atestigua el Génesis, en el Antiguo Testamento, el primer acto de Dios es la palabra creadora del mundo.
Por su parte, la ciencia postula que el universo fue creado a partir de una gran explosión, hecho formulado en la teoría del Big Bang.
Este hecho es de gran importancia en cuento a que los registros de sonido son los primeros en quedar grabados en nuestra memoria, no solo cerebral, sino por sobre todo, celular.
Así como hemos dicho que el agua es un elemento altamente maleable, que posee la propiedad de memorizar cualquier tipo de vibraciones que reciba, es lógico que el agua de nuestro cuerpo también va almacenando gradualmente una gran cantidad de información vibracional, siendo las vibraciones sonoras con las que posee mayor receptividad, precisamente por razones del proceso genético mencionado.
El líquido amniótico es el primer líquido que registra sonidos en la etapa prenatal, y a medida que el embrión va creciendo, disminuye el volumen de dicho líquido. Correlativamente, el desarrollo embrionario, que es conducido por el desarrollo de la columna vertebral, va aumentando el volumen del líquido céfalo raquídeo, que ya en la etapa extrauterina “hereda” la receptividad de la fuerza gravitatoria y de todos los fenómenos vibratorios que antes poseía el líquido amniótico. pero por sobre todo, la receptividad de las vibraciones sonoras.
Así como en un extremo de la vida, el sonido se encuentra íntimamente ligado a los primeros estadios de nuestro desarrollo y asociado por lo tanto a las estructuras primarias de nuestros sistemas somáticos, como por ejemplo las del sistema nervioso, en el otro extremo, los procesos de registro y articulación de las percepciones sonoras se encuentran localizados en las áreas más desarrolladas del cerebro, lo cual posibilita el hecho más importante y sorprendente del ser humano, desde el punto de vista cultural, que es el lenguaje, un fenómeno eminentemente sonoro.
Propiedades terapéuticas de las notas musicales.
Según la tradición pitagórica, cada sonido posee una determinada vibración que corresponde a un número. A partir de este número se pueden establecer relaciones con los sonidos, ya que cada vibración numérica corresponde a y produce un determinado sonido, de tal modo que cada elemento de la naturaleza cósmica está produciendo vibraciones sonoras permanentemente. .A partir de esta idea es que Pitágoras pudo afirmar que el Cosmos es sonido, y que existe una música de las esferas.
De acuerdo a lo que hemos reseñado más arriba y a la experiencia terapéutica obtenida podemos establecer una serie de conclusiones respecto de las propiedades terapéuticas de las notas musicales.
Estos son los fundamentos de la Sonoterapia y de las Esencias Homeofónicas.