• slider1
 
  • Curso «Correspondencias Bach-América (California)»

¿A dónde van los animales cuando mueren? 1ª Parte

¿A dónde van los animales cuando mueren? 1ª Parte

Autora: Daniela Camino      E-mail:  interespecies@gmail.com

A Vita, con amor y gratitud

   Poema  ”La tumba y la rosa” de Víctor Hugo

La tumba dijo a la rosa:

-¿Dime qué haces, flor preciosa, lo que llora el alba en ti?

Y la rosa: -¡Tumba oscura! de cada lágrima pura yo un perfume hago veloz!

Y la tumba: -¡Rosa ciega! De cada alma que me llega  yo hago un ángel para Dios.

Quizás uno de los dolores más incomprendidos por la sociedad es el que nos produce la muerte de un compañero animal. Normalmente no se nos da el apoyo, la comprensión o el espacio para procesar este duelo, para sanar la pérdida de quien en vida hubiera sido, quizás, nuestra única fuente de amor incondicional. Si: el perro, gato, caballo, conejo que nos acompañaba en aparente silencio es para mucha gente la única fuente de un amor dulce, de un compañero que nos conoce y no nos juzga. Por ellos cuando se van el vacío es tan importante… a veces mas fuerte y doloroso que cuando se va otro miembro de nuestra misma especie.

En el año 2007 trascendió mi amada gatita Vita de una leucemia viral felina. Aunque soy comunicadora  telepática con animales y sanadora, y por ello acompaño a muchos animales y a sus humanos en este tránsito hacia la muerte, su partida fue difícil y dolorosa. El pensar que mucha gente no cuenta con estas herramientas y atraviesa sin embargo por el mismo dolor, me movió a realizar una serie de charlas públicas sobre este tema en la ciudad de México. Este artículo es un resumen de estas charlas, esperando que brinde a los lectores un panorama más claro de qué puede pasar con nuestros amados animales después de la muerte y cómo podemos verdaderamente ayudarlos.

Estos relatos no provienen de teorías, filosofías o religión alguna. Son fruto de lo que los animales me cuentan directamente antes o después de su muerte, y puede o no ajustarse a las creencias particulares de quienes lean este texto (si quieres saber más qué es la comunicación telepática con animales entra a la pag web www.interespecies.com   donde se explica con más detalle).

Muchos pacientes, alumnos y amigos me han comentado que ha sido gracias a estas charlas que han podido aceptar la muerte de sus amados compañeros animales y darle a su pérdida un mayor sentido. Deseo que este texto te sea útil a ti y a tus animales también, permitiéndoles soltarse mutuamente desde el amor incondicional en uno de los momentos más sagrados e importantes de la existencia. Los animales son en muchos sentidos parecidos a los humanos: sienten, piensan, imaginan, desean, gozan, sufren, tienen su carácter personal, dones, virtudes y limitaciones individuales, etc.

Igual que nosotros, son una mezcla de cuerpo físico y espíritu. De hecho la palabra ANIMAL viene de ánima (latín), que significa principio de vida, aire-suspiro o alma. Y al igual que nosotros cuando fallecen, su esencia asciende a planos sutiles de existencia.

Contactar con un animal telepáticamente mientras está en su cuerpo físico o cuando ya ha trascendido es una experiencia muy similar. Ese Ser sigue estando ahí, consciente de sí mismo, pero está ahora en un espacio sutil nuevo y con su viaje ha ganado un nuevo aprendizaje. De hecho, muchas veces recuperan una conciencia más amplia del sentido de su vida en la Tierra y de su existencia como alma una vez que han trascendido.

¿Cómo es para los animales la muerte?

Para los animales la muerte es un proceso natural.

Si bien pueden reaccionar de formas distintas según su historia, conciencia y características particulares, trascender no les implica el sufrimiento emocional, resistencia a dejar su cuerpo, dudas a lo desconocido, miedo al infierno ni otras ideas y miedos como puede serlo para los humanos. Hay elementos de apego a su familia o a su cuerpo, pero están mucho más listos que nosotros a desprenderse de todo ello. Esto es así en gran medida porque los animales no pierden la conexión con su esencia a lo largo de su vida. Tienen muchas cualidades y, entre otras, viven en el presente. Ellos sí saben quiénes son y tienen muy pocas preguntas pues no se pierden en conceptos y todo esto se refleja en el proceso de su muerte.

Sin embargo, sí puede haber dolor, apego o sufrimiento, especialmente si sus humanos no reaccionan en equilibrio frente a su muerte: ya sea con miedo, rechazo, apego o negación. Aquí es bueno recordar que amar a alguien no es lo mismo que depender o apegarse. Muchas veces los animales deciden vivir largas y dolorosas enfermedades esperando que su humano madure y esté listo para dejarle ir. Puede ser que las personas mantengan al animal con vida obligándoles a pasar por muchos procedimientos médicos dolorosos, incluso frente a enfermedades incurables o con un cuerpo muy deteriorado porque el humano tiene mucho miedo a la muerte… o bien puede ocurrir justo lo opuesto: deciden deshacerse del animal demasiado pronto: una eutanasia “urgente” porque en realidad el humano no puede tolerar su miedo a la decadencia, el dolor físico o a la muerte en sí (“No puedo verle sufrir”).

Para dejar ir a nuestros amigos animales hace falta distinguir la diferencia entre depender de alguien y amarle; así como reconocer “nuestro propio miedo a la muerte”. La agonía y muerte es el momento ideal de devolver lo que ellos nos dieron tanto en vida: amor incondicional   “porque te amo te dejo ir en libertad y confío en que seguirás tu camino aunque ya no pueda verte o sentirte”.

En gran medida nuestro miedo humano proviene de no saber con certeza qué pasa cuando el alma sale del cuerpo. Esto nos hace desconfiados, nos hiere, todo parece muy injusto. Sin embargo, lo que los animales me han enseñado es que la muerte es parte de un largo proceso de la existencia en el que ocurre una transformación muy fuerte de un cuerpo físico a uno energético, aunque la conciencia sigue presente, recordando, conociendo, sintiendo. Es, en resumen, un cambio de perspectiva y una oportunidad para “hacer un corte de caja”, digerir lo vivido, integrarlo, sanar y seguir creciendo.

¿Qué pasa del otro lado del velo?

Cuando contacto animales una vez que ya han trascendido me encuentro con muchos escenarios distintos. En todos los casos y para todos los animales, siempre veo ángeles que les cuidan y que vigilan que su proceso sea el más amoroso posible. Los ángeles observan que las bendiciones de cualquier proceso de muerte, separación, ascendencia y duelo sean para el animal y para su familia humana.

Lo que me encuentro es que algunos animales se han fundido con fuerzas y energías divinas, otros se encuentran en espacios de juego y nuevas aventuras disfrutando de un cuerpo astral maleable y divertido. Otros se encuentran en espacios de “reparación” e integración de las enseñanzas que vivieron en la Tierra; otros más pueden haber ya reencarnado en el cuerpo de otro animal, ya sea de su espacie o de otra distinta. En algunas ocasiones, los animales deciden quedarse en este plano acompañando a su humano durante un tiempo más para ascender después, cuando toda la familia esté lista. Y por último, muy rara vez me encuentro con animales que pueden estar perdidos, desorientados en espacios grises u obscuros.

Esto último puede pasar por distintas razones. Una de ellas es cuando sus humanos no les dejan ir. Estos se sienten destrozados y les llaman mental o emocionalmente todo el tiempo, les piden consejo, perdón, compañía o que regresen y sus emociones son demasiado densas, llenas de culpa, resentimiento o remordimiento (esto es muy distinto que sentir soledad, tristeza y dolor por la pérdida, lo cual es totalmente normal y no afecta a los animales).

En estos casos de un dolor destructivo de parte del humano, los animales no se pueden ir y sienten que han de permanecer “cerca”… están igualmente tristes. En estos casos, cuando se ha hecho una sesión de comunicación telepática con el animal trascendido y el humano toma conciencia de la situación, puede cambiar su actitud y “soltar” a su amigo. Así el animal puede seguir adelante y ascender hacia planos más luminosos y vivir en paz su siguiente aventura.

En una de mis consultas contacté a un perro -Lilo- quien había fallecido por un ahorcamiento accidental. Su humana, María, era afiliada a una organización de denuncia de maltrato a animales, y que este terrible accidente le hubiera ocurrido a su propio perro le parecía imperdonable, estaba llena de culpa. Con esta emoción mantenía a Lilo inmóvil en un plano más denso del que le correspondía.

Al contactarlo lo encontré ubicado en un plano opaco, continuamente mirando hacia abajo -hacia su humana María- y con dolor en su corazón. Me mostró que su partida le pareció violenta y súbita. Todavía no se explicaba bien a bien lo que había pasado y no era capaz de aceptarlo por completo (igual que María). En este primer contacto ni siquiera pude hablar con él pues estaba bloqueado, solo mostrando sus ganas de regresar. Lo sané y esperamos unos días para hacer una segunda consulta.

En la segunda consulta una parte de él estaba luminosa pero otra seguía todavía oscura y densa, conectada con la visión pesimista y dolida de María. Lilo me dijo en esta ocasión “María me atrae hacia ella con sus pensamientos y sus plegarias y ruegos… yo estoy bien y la amo muchísimo, pero me quiero ir…. Todos nuestros pensamientos llegan siempre a su destino-me explicó con imágenes y sensaciones- y los pensamientos tienen una carga magnética que en este caso me llega a mí. Cuando los pensamientos son emitidos desde una baja vibración pesan, y cuando son emitidos desde una perspectiva más alta entonces elevan… dile que el que yo quiera irme no es por falta de amor, es que al lugar a donde ahora voy ella no puede alcanzarme porque su corazón no está listo para abrirse a tanta luz, amor y perfección, a perdonar y a aceptar mi accidente… un día estará lista…y volveremos a encontrarnos… (con estas palabras Lilo se despidió de María y ascendió definitivamente)

Un caso muy distinto ocurrió en el contacto de una perrita criolla, Lory.

Me contactaron para ello dos hermanas, sus humanas, quienes la extrañaban enormemente. Lory había tenido cáncer en vida y se había marchado con una eutanasia. Ellas querían saber si de alguna manera el cáncer había sido responsabilidad de ellas. Al contactar a Lory la percibí en un espacio de mucha luz. Irradiaba amor, dulzura y seguridad en sí misma. Se presentó ya sin su forma de perro, más bien como una ráfaga de luz que al comunicarse emitía un tono o música suave. Después de describirme el hermoso lugar en el que se encontraba hablamos sobre el cáncer.

– Lory, Las chicas me preguntan si los perros se enferman de cáncer por problemas emocionales… es así?

– El cáncer es solo una forma de salida. Es la forma en que encontré para absorber y limpiar parte del ambiente que me rodeaba (pero sin culpas eeeehhh!!) y llevarme todo ello fue mi regalo para la familia. Es decir: la oscuridad –o falta de luz – se puede manifestar en el mundo físico de varias formas. Una (solo una) de ellas es el cáncer. Yo había cumplido mi misión, mi tiempo estaba terminado. No me costaba nada hacer esta última ayuda. Por otra parte, solo las últimas dos semanas fueron incómodas. Pero no sufrí demasiado. Me ayudaron a salir de mi cuerpo cuando el dolor acababa solo de empezar, fue un muy buen momento para irme.

– Nos puedes decir Lori, si “es verdad que la enfermedad no puede subsistir en un cuerpo emocionalmente sano y feliz?”

– ¿Pero es que no ven que estamos todos interconectados? Que si hay alguien infeliz en la Tierra eso ha de ser sanado por todos? ¿creen que se puede ser completamente feliz en la Tierra para como están las cosas ahora? Quizás llegue un día en que así sea. Pero hay que ser realistas… hay mucho que limpiar “ahí abajo”, en la preciosa Madre Tierra. Ahora la veo como una joya preciosa, y la amo más que nunca… pero también veo todo lo que queda por hacer con más claridad, y aunque no desfallezco al verlo, sé que es bastante.

Continúa…