Alma y Personalidad en las esencias florales
Por Eduardo H. Grecco
Cada esencia floral posee un alma y una personalidad. El alma es el principio ordenador de su trabajo sobre nuestra personalidad, para que, de esta manera, no se obstruya el aprendizaje que debe realizar nuestro ser esencial. La personalidad de la flor actúa sobre nuestros síntomas y manifestaciones mientras que el alma nos hace evolucionar. En Agrimony, su alma, trata sobre la Paz.
La Paz brinda la posibilidad de resolver, sin destrucción, tormento o desgaste, conflictos, paradojas y enredos en nuestra vida, para encontrar soluciones a los antagonismos y para reconciliar fuerzas que aparecen como opuestos en lucha. Nos da la capacidad de espera (erradica la impaciencia), nos ayuda a vivir de acuerdo con nuestras necesidades, deseos y anhelos, a aceptarnos y amarnos tal como somos y, en suma, nos da el permiso necesario para ser congruentes con nuestros ritmos, talentos y capacidades, sin buscar ser algo diferente a lo que en realidad somos.
Tener paz interior entraña haber vencido los temores y las angustias en torno del sobrevivir cotidiano y el rechazo, la falta de aprobación y el abandono por parte de los otros. Implica haber adquirido la certeza que la vida es un espacio seguro y protector, que la serenidad y la paz no dependen de las condiciones y circunstancias exteriores, sino que son destrezas interiores que, cuando se logran, permiten el surgimiento de la creatividad y la libertad para individuarse. En este sentido, hay que recordar que, la finalidad de la individuación, no consiste en otra cosa que liberar a la persona de los envoltorios postizos e inauténticos de sus máscaras y del poder sugestivo de los arquetipos inconscientes de la sombra. Ambas fuerzas emergen en la conciencia como creencias, mandatos, límites y estancamientos, dentro de los cuales la persona queda atrapada perdiendo la capacidad de ser fiel a sí misma.