Desfloración y Mariposa Lily
Por Alejandra Valdéz Lankes
Esta excelente esencia me ha demostrado una gran eficacia desde el año 1991, en trastornos y disfunciones sexuales. En especial en culturas donde la máscara social continúa vigente reprimiendo y sofocando los deseos femeninos.
La castidad femenina es considerada por muchos como un resabio del machismo. Idealizada o criticada, la virginidad femenina ha sido objeto de uno de los debates más antiguos de la humanidad, y la polémica sobre su significado se reactualiza periódicamente.
Mencionaré en especial la utilización psicoterapéutica floral de la Esencia Floral Mariposa Lily en mujeres vírgenes de diferentes edades.
Se define como virgen desde la perspectiva social, aquella mujer que llega al matrimonio sin haber tenido ninguna relación sexual, a nivel espiritual, se habla sobre la capacidad de entregarse en forma exclusiva a una relación, sin embargo el contexto fisiológico supone que es virgen la mujer que conserva intacto su himen (una membrana ubicada detrás de los labios mayores de la vagina) pues no ha tenido relaciones sexuales con coito.
El himen ha sido desde el principio de los tiempos la «marca» que determinaba si una mujer había mantenido relaciones sexuales o no.
Pero a falta de conocido provecho biológico, el himen ha adquirido un valor simbólico que sólo ha servido para discriminar al sexo femenino.
Existen diferentes clases de himen, hay mujeres que congénitamente carecen de himen, otros pueden ser muy elásticos llamados complacientes sólo que se llegan a romper en el momento del alumbramiento; los flexibles permanecen íntegros después de varios contactos sexuales. Los hay en forma de rejas y también los muy duros, en semiluna, cribados o cribiformes.
Generalmente en la pubertad ya se halla semi-perforada para permitir el paso de la sangre menstrual. Su grosor, elasticidad y rigidez varían en cada mujer . Dado lo fácil que es desgarrarlo, el himen puede romperse accidentalmente con la práctica regular de la equitación, de la danza o de deportes violentos. Por tanto, ni los médicos pueden constatar si una mujer mantuvo relaciones sexuales en el pasado, posea o no la membrana vaginal.
El himen actúa como barrera protectora contra las infecciones durante la niñez.. Con la llegada de la adolescencia, la vagina desarrolla su propia flora para autodefenderse y el himen pierde su utilidad haciéndose con el paso del tiempo más delgado pudiéndose romper con facilidad.
M. Lily ha actuado en niñas pequeñas, cuyo himen fue mutilado o violado a la fuerza. En los abusos el sentimiento de desprotección generan una vulnerabilidad excesiva en los niveles físico, emocional, psicológico y social. La esencia trabaja en la recuperación de la seguridad y esperanza perdidas. Además reconcilia con la madre al perdonar su ausencia.
Según comentarios de una investigadora mexicana, las mujeres relatan algunas estrategias de autoprotección con los maridos mintiendo la causa de su desfloración, porque se tolera con mayor facilidad haber sido víctima de violación que aceptar su deseo y goce femenino en un coito anterior.
Virginidad es una palabra que durante mucho tiempo ha servido para la explotación y humillación de la mujer.
El concepto y rol de virgen y ramera nace en la antigüedad, ejerciendo gran influencia en la expresión sexual de las mujeres, dejando su huella en el inconsciente colectivo femenino. Los arquetipos de la mujer “casta” y “ ligera” constituye una causa frecuente de neurosis sexual en ambos sexos. La virgen es pura, inalcanzable, perfecta, intocable fuera del matrimonio convencional y adopta un rol sumiso en donde el hombre actúa como iniciador, ella confiere y comparte su esencia pura con él solamente como una flor pura cuya fragancia sólo podrá ser aspirada por aquél hombre. Mientras que la ramera es vulgar, decadente, libertina, imperfecta e indigna de respeto. Es seductora y agresiva pues toma un papel activo como iniciadora del amor sin vergüenza ni restricciones, se siente libre de entregarse al hombre que desea. Este es un rol no convencional en el cual la mujer se siente segura de su sexualidad espontánea.
Por tanto, los significados de la sexualidad en algunos países subdesarrollados, y en especial de la virginidad y la primera relación sexual son una construcción social y tienen su origen en sistemas morales, religiosos y seculares pertenecientes a diversas culturas y momentos históricos.
La virginidad en la mujer posee un valor moral para que los machistas posean el control y seguridad de la herencia y descendencia , además de permitir disfunciones e ineptitudes de los maridos por desconocimiento e inexperiencia, ya que no pueden compararlo con nadie más.
El machismo en nuestra cultura – judeo cristiana, muestra que los caballeros sólo velan por la virginidad de las tres mujeres que tienen a su lado : su madre, esposa e hija. Mientras que las “otras “ poseen un valor al servicio del varón, para hacer de la mujer un objeto de intercambio entre los hombres.
Las señoritas perfectas “ vírgenes hasta el matrimonio “ ven al sexo como algo sucio y no como una forma natural de relacionarse pues fueron aprendiendo de literaturas obsoletas o malas lenguas populares que la primera penetración debe ser dificultosa, puede provocar dolor desmesurado y causar sangrado.
Los motivos del dolor suelen provocarlo el estado tensional del momento y las creencias condicionadas por la sociedad y la familia , especialmente por la madre . La mayoría de los miedos y culpas con respecto al permiso del placer en la mujer producen falta o escasa lubricación y por ende contracción de los músculos vaginales; impidiendo así una penetración suave y relajada, ocasionando con el tiempo vaginismo, vaginitis, anorgasmia o falta de apetito sexual.
Existe también la virgen amoral, pues algunas mujeres que pertenecen a determinados cultos se realizan una reconstrucción del himen, pues se casan con árabes o judíos sefaradíes, en donde todavía dicho requisito resulta primordial.
M. Lily actúa en el rechazo a la sexualidad, en las fobias a la desfloración inducidas por las creencias y en la plenitud de ser mujer sin sentirse culpógena por disfrutar placenteramente de su genitalidad. Esencia indicada para ser tomada en las primeras relaciones sexuales y no morir en el intento.
Entonces, ante la pregunta de las jóvenes : ¿ Con quién y cuándo perderla?
El primer coito es un cambio sin retorno. Un estudio reveló que aquellos jóvenes que recibieron educación sexual en sus Colegios, inician más tardíamente sus relaciones sexuales y al mismo tiempo tienden a menos conductas de riesgo que los que no recibieron información.
Algunos sexólogos sostienen que fisiológicamente una joven está preparada para tener relaciones sexuales después de la primera menstruación, aunque cultural y emocionalmente la afirmación resulte una falsedad.
En cuanto al momento ideal, los padres no pueden imponer una edad específica. Es una decisión personal y el mejor consejo de los progenitores está en el ejemplo y conversar sobre la práctica del sexo seguro. Cada joven deberá «construir» su propio modelo de sexualidad basándose en sus propios deseos, criterios, expectativas… que serán distintos de unos a otros. Para que esto suceda debemos dar recursos de crecimiento personal que permitan esta construcción. En vez de hacer esto les estamos dando «casas prefabricadas», para todos iguales.
La mayoría de las chicas, el 92%, decide hacerlo con alguien a quién conocen desde hace tiempo, se siente a gusto y puede confiar y contarle sus temores. No existe una edad fija para dejar de ser virgen; serlo no es malo ni bueno, no se nota en la cara, ni en la voz, ni en las caderas. Desde los 16 a 18 años muchas han encontrado una persona o el momento adecuado y han decidido mantener relaciones sexuales. Todas y cada una de las células del organismo se preparan para la más excelsa de las manifestaciones del alma: El Amor.
Pero esto no significa que ellas sean más listas, ni que sepan más de la vida. Muchas jóvenes suelen fantasear respecto a las veces que han mantenido relaciones sexuales, o alardean de haber dejado de ser vírgenes sin que sea cierto. Es fundamental que la mujercita no se deje presionar por el grupo de pares. La decisión es individual. Jamás podríamos, sin embargo, condenar a las jóvenes por sus prematuras experiencias sexuales, no son culpables por ignorar la educación sexual que no le han impartido, son mas bien víctimas de su sociedad, tampoco podríamos justificar sus excesos, desvaríos y faltas de cuidado en torno a su protección.
Otras tantas jóvenes poseen una mala y competitiva relación con su madre, éstas se revelan apresurando esa experiencia sin discriminaciones con el menos indicado, como una venganza proyectiva. Cuanto mayor sea la represión , más tempranamente se iniciarán en el acto.
M. Lily asiste a la adolescente en la confianza de sí misma aprendiendo a involucrarse desde el amor con su propia feminidad restaurando la imagen de su madre y el duelo de su niña con la pérdida de su himen.
Con la toma de la esencia floral, la hostilidad para con lo femenino se transmuta y alinea dentro de sí.
Es momento de dejar prejuicios sin llegar al libertinaje desproporcionado.
Y así como todo se transforma y cambia, ya es tiempo de desechar los tabúes y miedos que sólo reprimen la sexualidad en los seres humanos y hacen menos satisfactoria la relación entre parejas.
Cuando se ha tomado plena conciencia de perder la virginidad, hay que tomar en cuenta diversos factores que determinarán dicha experiencia. Para muchas mujeres el primer contacto sexual difiere mucho del momento más placentero de su vida o la noche de sus sueños, ya que la penetración puede dificultarse por lo antedicho o las expectativas que posea.
Para ello, nada mejor que contar con una pareja de confianza que ayude a ser más placentero el momento. Previo al coito, se pueden poner en práctica juegos que estimulen la relajación de la mente y cuerpo, logrando así una atmósfera idónea para la penetración.
No sólo la entrada del pene a la vagina es el sexo, por lo tanto las caricias, besos y las palabras juegan un papel preponderante en la excitación de ambas partes, que se verá reflejado en el grado de lubricación y así facilitar la penetración .
La capacidad amorosa de una mujer depende muchas veces de la calidad de amor que ha recibido en su infancia. M. Lily sanea la herida del alma por no haber aprendido a recibir ni dar caricias. El vacío, frialdad , resequedad e impedimentos en las expresiones de amor, son atendidos con este nutriente elixir que nos enseña el abrazo cálido del don materno.
S. Freud, escribió en sus textos, la oposición entre las costumbres de los primitivos y nuestros hábitos de hombres civilizados. Efectivamente, los pueblos primitivos no parecían dar ningún precio a la virginidad de la mujer que se casa ya que el uso o el ritual requiere que se evite la desfloración al novio y que la lleve a cabo un tercero.
En nuestra civilización sucede lo contrario, el novio exige monogamia. Luego, Freud intenta explicar de manera analítica este tabú de la virginidad e interpreta el complejo de castración . También hace la distinción entre la primera relación sexual y el primer goce. ….. (La mujer se queda fría e insatisfecha, y este fracaso puede causar una frigidez definitiva…., evoca la herida narcisista que resultaría de la destrucción de un órgano, es decir: el himen). Después nos comenta la fijación de la libido femenina en el padre y en sus sustitutos que conllevaría el rechazo del esposo, rivalidad con el hombre, el deseo de castrarlo por la envidia de pene. Luego habla de la esclavitud sexual de la mujer hacia el primer hombre, el que la desflora, va a la par con la hostilidad que siente con respecto a él. Los dos fenómenos son inseparables ya que incluso siendo aparentemente contradictorios, provienen de una misma causa: la privación del pene .
Luego la noción de virginidad ya no está ligada a la desfloración, como se la concebía , sino más bien al primer encuentro del goce, o más precisamente, al primer orgasmo. Digamos pues que se considera a una mujer virgen porque todavía no ha experimentado un orgasmo en la relación sexual con un hombre. También Freud, con el correr de los años, ha sido víctima de la creencia de su tiempo.
En la actualidad, por los avances de la liberación sexual, la virginidad ya no es considerablemente valorada, salvo en los países musulmanes y entre ciertas etnias en donde aún es un sello de garantía puesto que para sentirse con poder el hombre desvirga a la mujer- objeto, con la creencia que una vez comprada y usada, jamás se irá de su lado.
Algunas mujeres suelen hablar de la virginidad como un pequeño tesoro; se plantean cientos de veces el perderla por miedo a que después el hombre no las quiera; o creen que por «darles su virginidad» van a ser sus parejas para siempre, pero son sólo suposiciones y preconceptos que muchas veces no son reales.
También me han consultado varias mujeres que no desean responsabilizarse como tal, quizá en el intento de continuar sintiéndose jóvenes guardan su virginidad por un temor inconsciente al descontrol, por miedo al enganche amoroso o al de pertenecer al otro. Terminan histéricamente sus noviazgos antes de realizar el acto consumado.
Las féminas suelen darle más importancia que los varones a dejar de ser vírgenes.
M. Lily acciona otorgando consuelo a aquellas que no se sienten amadas ni deseadas, al verse rechazadas y abandonadas por el hombre que creyó para toda la vida ………..” hasta que la muerte los separe”.
El elixir proporciona una entrega expandida sin temor al abandono una vez consumado el acto.
La mujer comienza a conocer más su cuerpo y a descubrir que sus órganos sexuales no sólo fueron hechos para la reproducción, sino también para disfrutar plenamente su sexualidad, ya sea con una pareja o con ella misma.
El erotismo debe ser considerado como parte fundamental en la vida del ser humano para un desarrollo sano de la mente y cuerpo, no como una cuestión pecaminosa y de vergüenza.
Otra es la mirada de aquellas solteras maduras, que ningún hombre consideró digna de llevar su apellido, éstas quizá también preservan su arcón , y olvidan que las telas de araña hacen ver ciertos sectores más abandonados, sombríos y viejos.
Una de tantas creencias populares es que si una mujer sigue siendo virgen en edad madura es una persona amargada y frustrada, la decisión de tener relaciones sexuales es una cuestión meramente personal que se hace por convicción. Pero también la mujer debe reencontrar un sentido positivo a su virginidad .
Aquí también la esencia M. Lily otorga autoaceptación de su cuerpo y valoración de su condición.
Para concluir, el falo no somete a la mujer entera en esclavitud. El falo hace surgir en ella un más allá, una reserva silenciosa donde la mujer no goza del hombre (o del falo), sino de ella misma a través del hombre. ¡Y pensar que comúnmente se cree que son los hombres los que tratan a las mujeres como objetos!
De una virginidad fundada en la relación sexual, que, lejos de desflorar a la mujer, la vuelve indesflorable para siempre, impenetrable para el hombre y quizás para ella misma.
“La virginidad no está en la vagina, sino en la actitud de la persona, en la conciencia y la capacidad de analizar la información sobre el tener o no relaciones sexuales”.
La virginidad corresponde entonces a una dimensión espiritual en la cual las mujeres pueden asegurar ellas mismas la práctica de su virginidad, sin una sumisión a las enseñanzas masculinas que puede igualmente significar un derecho, para ella, a la integridad física y moral.
Thomas Moore dice : – El alma de una relación no pide maneras correctas de actuar; lo que quiere es algo todavía más difícil: respeto para su autonomía y su misterio.-
Mariposa Lily, esencia por excelencia femenina, otorga su don de Amor a nosotras mismas conciliando lo nutricio y misericordioso del Alma.
Sutilmente me abrazo y siento como oruga una concha dura que comienza a quebrarse, preparándose para la gran transformación : renacer desde mi propio vientre y poder ser una hermosa Mariposa en libertad para dejarme volar de flor en flor.