El alma múltiple
Autor: María Eugenia Dominguez (Argentina)
Email: mariudomin@live.com
Todos hemos leído o escuchado alguna vez sobre la existencia del alma, pero cómo se configura y lograr definirla, se vuelve complejo ante la diversidad de experiencias y filosofías.
Entonces, en este escrito pretendo sólo compartir un concepto que me abrió a nuevas comprensiones. Hay una cualidad dinámica en el alma, que abre la posibilidad de enriquecerla y completarla, de agregar fuerza y virtud, pues en sus variados aspectos, el alma ofrece espacios de nutrición nueva.
Pensemos, por ejemplo, en la conexión que llevamos con nuestros ancestros, y en la natural herencia que de ellos nos llega. Es común analizar nuestros síntomas a la luz de las heridas que traemos, asomarnos en terapia a los dolores de quienes nos anteceden, pero menos frecuente es pedir la fuerza que no ha llegado aún, o las bendiciones que están desde siempre disponibles.
Nuestros ancestros se contentan cuando pedimos nos regalen su saber, se alegran al escuchar nuestra voz y hay júbilo cuando hacemos algo bonito con lo que nos llega, pues la vida se vuelve más bella.
Y así como sucede con la naturaleza ancestral del alma, hay otros aspectos que cuentan con sus propios quiebres y su inherente virtud.
Fue ahondando en ellos que llegué al concepto de Alma Múltiple, momento en que se abrió ante mí un nuevo nivel de percepción y acción. Pensemos nuevamente en un gran dolor, o en un momento de profunda tensión o desamor. Es allí donde algo se quiebra, se pierde y dejamos de ser los mismos. Es en ese momento que la energía queda detenida en un no tiempo, emanando una serie de sensaciones que tiñen el presente de la persona . Pero ¿dónde ir a buscar eso que se fragmentó? Cómo recuperar aquello que hoy podría completarme?
Es interesante asomarnos y explorar a qué dimensión del alma pertenece el dolor para poder ir a buscarlo. ¿Es a caso una herida personal en otros cuerpos? ¿Pertenece a un trauma social o grupal? ¿Viene heredado de mis ancestros?
Hoy sabemos que podemos asomarnos allí con prácticas concretas, entendiendo que existe la posibilidad de ir a recuperar lo que perdimos y que una vez completos y en consonancia con lo que somos, podremos hacer lo que vinimos a hacer. Podremos entonces verter nuestro don a la comunidad, que espera paciente por nosotros.