El arte de la entrevista curativa
Los que trabajamos con la terapia floral del Dr. Bach, sabemos que ya en 1927 él se refería a la acción de los nosodes que preparó para la curación de la toxemia intestinal diciendo:
“quiero destacar que los resultados son tan buenos y aun mejores con las preparaciones potenciadas, tal como lo hace la homeopatía” y continua Bach “una vez mas se esta redescubriendo la obra de Hahnemann al preparar estos nosodes, aunque por ahora, en potencias bajas” (tal vez una 2ª o 3ª decimal).
Tomando este y otros conceptos de Bach y considerando que era un medico homeópata que se sentía muy afín con Hahnemann es que comencé hace 14 años a trabajar con los remedios florales dinamizados en diferentes potencias, obteniendo excelentes resultados.
La homeopatía hace un arte de la entrevista médica, ya Hahnemann nos hablaba de condiciones indispensables que exigía de lo médicos homeópatas en el parágrafo 83 del Organon.
*Un espíritu libre de prejuicios. *Un buen funcionamiento de los órganos de los sentidos. *La atención en la observación Fidelidad absoluta al trazar el cuadro de la enfermedad.
Bach concordaba con esto refiriéndose a las responsabilidades de los terapeutas florales y pidió:
“que estudiemos profundamente las leyes que rigen a la humanidad y a la propia naturaleza humana de forma que podamos reconocer en todos los que a nosotros acudan los elementos que causan el conflicto entre el alma y la personalidad”
“Que suprimamos de nuestra naturaleza nuestros propios defectos y luego, una vez liberados de ellos, estaremos en condiciones de ayudar a otros”
“Nunca criticaremos ni condenaremos los pensamientos, las opiniones ni las ideas de los otros”
“Nunca nos conmoverán el aplauso o el éxito que podamos encontrar en nuestra misión”.
“El deseo de ser bueno, el deseo de ser Dios, puede ser un obstáculo grande en la vida espiritual, cuanto más se avanza, más grandes deben ser la humildad y la paciencia y el deseo de servir”
“Cada caso requerirá un cuidadoso estudio y sólo quienes hayan dedicado gran parte de su vida al conocimiento de la humanidad y en cuyos corazones arda el deseo de ayudar, podrán emprender con éxito esta gloriosa y divina labor”
Es bastante obvio que para lograr acercarnos mínimamente a lo que Bach nos proponía, es requisito ineludible que los terapeutas florales hagamos un trabajo permanente de autoconocimiento, para poder valorar no solo la comunicación verbal, sino también lo actitudinal, el lenguaje corporal, los distintos matices de la interacción humana, el trabajar y trabajarse muy minuciosamente.
Sin embargo, aún incluyendo lo indispensable de un trabajo sobre nosotros mismos, en mi parecer los terapeutas florales debemos tener en cuenta el contexto vincular, social, económico, político, que nos atraviesa tanto a nosotros como al paciente.
La nuestra, y me refiero aquí a mi país, Argentina, es en este momento una sociedad con alto nivel de desempleo, violencia, crisis económica, crisis de valores, esto incluye entre otras cosas, cambios de roles en el seno del sistema familiar (divorcios, mujeres o hijos que sostienen el hogar porque el padre se ha quedado sin trabajo y está devastado emocionalmente) y en la sociedad (prostitución, tráfico y venta de bebés para adopción, alto aumento de chicos de la calle, etc.). Entonces, es nuestra responsabilidad no sólo el conocimiento de nuestro Mundo Interno sino, cómo interactúe éste ante los sucesos del Mundo Externo, y qué le ocurre al paciente frente a estos hechos, ya que cada uno se ubicará de una particular manera ante ellos.
Tendremos entonces, que dejarnos penetrar, observando al otro, considerando importantes todos los indicios y aproximándonos a cada ser como lo que es. ÚNICO, sin ideas preconcebidas, dándole tiempo a expresarse, a mostrarse, a que se sienta escuchado.
Bach decía: “Hay dos cosas fundamentales que el que cura debe recordar siempre cuando ayuda a un paciente. La primera es estimular su individualidad. Y la segunda es enseñarle a mirar hacia delante».
Por “estimular la individualidad” entendía que todo ser humano es único, tiene una vida que vivir, un trabajo que hacer, una gloriosa personalidad, una maravillosa individualidad” Y “enseñarle a mirar hacia delante” al paciente era “mostrarle que sean cuales sean las faltas, los errores y las situaciones dolorosas o terribles que atravesaron fueron todas experiencias que se les enviaron para su educación, y que habiendo sido experimentadas, la lección vive en ellos”.
Trabajando con los florales de Bach dinamizados fui descubriendo la trascendental importancia de la confección de la historia clínica. Debemos tener en cuenta que “el paciente no busca ser curado de un mal, sino de su mal tal como él lo percibe y lo padece, necesita, entonces, el alivio, como seguridad vital y en esto tiene un lugar trascendente el vínculo: curador – paciente.
Sabemos por experiencia, que con los mismos remedios florales, unos terapeutas curan y otros, no, porque además de curado, el paciente necesita “ser comprendido y acompañado” en este proceso curativo desde nuestra mayor humildad y desde nuestra posibilidad de ponernos en su lugar y esforzarnos por sentir en carne propia lo que está padeciendo.
La historia clínica es la tarea mas ardua para un terapeuta floral. Hay que estar atento al prejuicio que nos asalta insistentemente en el curso del interrogatorio. También surge la tentación de encasillar al paciente en una definida caracterología y es muy raro entonces que podamos sustraernos al slogan de las preguntas dirigidas “fatalmente” a que esta se confirme.
La falta de habilidad para hacer una buena historia clínica que sea ante todo objetiva y verdadera no depende solo de nosotros lo terapeutas florales, sino también de la rapidez con que lo hagamos y de la escasísima investigación de los elementos que obtenemos.
Obtener con claridad la mayor cantidad de datos requiere de nosotros paciencia para esperar el relato del paciente, tacto para preguntarle sin insinuar una respuesta determinada, lógica para analizar los síntomas, psicología para entenderlos, filosofía para apreciarlos y por ultimo, lo mas importante: esa rara cualidad compuesta de intuición y conocimiento reflexivo que nos permite entrar en el alma del paciente y percibir lo característico, lo esencial y significativo de su personalidad.
Ninguna historia clínica se repite protocolarmente. Esta es la oportunidad para que el paciente vaya entrando en un clima de confianza y plena franqueza con nosotros, que nos esforzaremos en descifrar el sufrimiento de quien nos consulta.
La jerarquización de los síntomas que obtuvimos con la historia clínica, expresa una escala de valores de los mismos. El estudio del paciente tiene como objetivo su individualización para llegar a la elección del remedio floral más acertado posible, No hay dos pacientes iguales, así que si en muchos casos prescribimos el mismo floral esto no quiere decir que haya una identidad de seres enfermos sino gran parecido, pero nunca una semejanza de la totalidad sintomática.
Lo que sí es indiscutible a jerarquizar son los síntomas emocionales, es decir la decisión entre 2, 3 o 4 florales como caracterológicos, estará supeditada siempre a aquél floral que cubra la mayor cantidad de síntomas mentales o emocionales, es decir los relacionados con lo que podemos designar con la sigla:
A.V.I. = afectividad – voluntad – intelecto.
1)Síntomas relacionados con la afectividad: ansiedad – sentimientos de culpa – sentimientos de inferioridad, recordemos que todos ellos pueden, por encontrarse en un nivel profundo, estar en el trasfondo de síntomas tales como: cansancio de vivir, ideas o intentos de suicidio, perturbaciones sexuales.
También amores y odios, el trasfondo de ellos puede ser el resentimiento y/o la indiferencia afectiva, los miedos, y junto con ellos el deseo de soledad ó de compañía, el abandono y todos aquellos síntomas que sabemos se relacionan con la afectividad del paciente: egoísmo, orgullo, impaciencia,, desconfianza, timidez, minuciosidad, avaricia, nostalgia, desesperación y no olvidemos los sueños que son signos siempre de orden afectivo.
2)Los síntomas relacionados con la voluntad: indudablemente esta clasificación es a los fines didácticos, pero estos síntomas están infiltrados por la afectividad al igual que los del campo intelectual. Entre ellos encontramos: el aburrimiento, la indecisión o duda, la apatía, la abulia, la obstinación, caprichos, terquedad.
3)Los síntomas relacionados con el intelecto: aversión al trabajo intelectual, errores, ideas fijas, dificultad en la concentración, embotamiento, problemas de aprendizaje, distracción, adicción al trabajo intelectual.
Este ordenamiento de síntomas no debe funcionar para nosotros como una ley o regla establecida, pero no hay duda que el remedio floral más apropiado para prescribir tiene que dirigirse a los síntomas fundantes de la esfera emocional del paciente.
Además de ellos, tendremos en cuenta los signos o síntomas, modalidades y características generales, por ejemplo, comidas: se olvida de comer, voracidad, falta de apetito cuando está más exigido por obligaciones, deseos de bebidas alcohólicas, hábitos, horarios (para ir a bañarse, para dormir, para comer), agravación o mejoría al viajar, síntomas premenstruales, locuacidad excesiva, gesticulación ampulosa o falta de gesticulación, tono de voz: alta, inaudible, tendencia a quejarse, grosería, apuro, precipitación, actitud infantil (por supuesto en un adulto), pasar de un tema a otro completamente desvinculado de lo anterior.
También es interesante observar el modo de responder a nuestras preguntas: primero la repite antes de contestar?, o se rehúsa a responder coordinando la respuesta?, o reflexiona mucho tiempo ante cada pregunta?, o a todo dice que no?, o no da detalles y tenemos que obtenerlos con mucha habilidad?, llora al contarnos algo? (aunque no quiera hacerlo), se disculpa ante nosotros si llora?
Como verán todos estos síntomas pueden también estar vinculados a lo emocional.
Además de esto, me ha pasado de encontrarme con pacientes que solamente traen sus problemas orgánicos y no reconocen ni aproximadamente qué emociones les producen sus padecimientos físicos. Es nuestra tarea decodificar el conflicto alma/mente que ahí subyace, recordemos que para Bach, “el alma nos indica el camino correcto para evolucionar y que la mente es la que interfiere en ese camino, y esa interdependencia es la raíz de la enfermedad y de la infelicidad”.
Descifrar la motivación de los síntomas que el paciente manifiesta es de tal importancia que para su mayor comprensión les traje dos casos donde el motivo de consulta es el mismo, el desencadenante del síntoma también es el mismo, sin embargo, van a ver que se trata de dos personalidades muy diferentes en su accionar.
Caso Marta
Marta tenia 41 años cuando llega a la consulta. El motivo que la indujo a verme fue su falta de menstruación desde hacia 7 meses. Se trataba de una supuesta menopausia prematura ya que, me contó que todos los estudios radiológicos y de laboratorio que le indico su ginecólogo resultaron normales.
Casada, tiene dos hijos de 10 y 8 años de edad y aunque se queja de lo pesado del trabajo doméstico, esta dedicada totalmente a el por decisión propia.
De su marido dice “que valora muy poco su esfuerzo”, no colabora con ella y es cariñoso y amable solo para tener sexo y así disimular “que tiene una amante”.
Por supuesto le pregunté si ella tenia pruebas de esto y respondió “que casi todos los maridos son infieles”.
Ella cifraba sus esperanzas en estar educando bien a sus hijos, controlando sus amigos, y “siguiéndolos muy de cerca” para que no llegaran a ser como su Padre.
Para redondear el cuadro: la ví muy posesiva, atenta a las necesidades, deseos y progresos de su familia y de algunos amigos siempre que estas necesidades y progresos coincidieran con sus parámetros, muy en “guardiana” y “supermadre” pero también con alta demanda afectiva.
Prodigaba atención y era solicita si, pero para poder “atarlos” y que estén siempre a su disposición. Sus celos eran infundados (cosa que comprobé en una entrevista con su marido) y su vida oscilaba entre la sospecha y el miedo de perderlo.
Traté a esta paciente con Chicory 200 y Holly y en el transcurso de 7 meses conservé el Chicory aumentando su potencia gradualmente hasta llegar a 10.000 acompañado con algunas otras flores. Inició un tratamiento de terapia que la esta ayudando a revisarse en profundidad y además pudo comprobar que sus ovarios seguían activos ya que retornó el periodo menstrual.
Caso Marisa
Tiene 23 años, vive con sus padre y un hermano, es docente y esta de novia hace 2 años. Es suave para hablar y viene a la consulta porque hace 10 meses no tiene menstruación.
Esto coincidió con haber descubierto a su novio, en una confitería, en arrumacos con otra chica. No se animó a enfrentarlo por miedo a que él se enoje y corte la relación, pero cayó en una gran pena y tristeza, sin voluntad para nada, muy demacrada y llorosa, silenciando lo que le sucedía.
Su medico clínico indicó un antidepresivo.
Al mismo tiempo comenzó a sentir celos de su novio, aunque estuviera conversando con su hermano, ya que tenía de sí misma una imágen muy desvalorizada y se sentía cobarde para enfrentar la situación por miedo a ser abandonada. Una personalidad de: “cenicienta”.
En este caso, también los estudios ginecológicos, indicados por su doctora dieron resultados normales.
Comencé con Centaury, Star of Bethelhem y Holly y con el tiempo iba dinamizando el Centaury hasta llegar a Centaury 1.000.
Volvió a menstruar, dejo los antidepresivos y también a su novio.
Estas dos historias clínicas, que yo resumí por razones de tiempo, muestran que no importa la semejanza del síntoma, sino la posibilidad de entender la esencia, la personalidad, del ser humano que acude a nosotros para poder descifrar el mensaje del síntoma.
Lo que fundamentalmente tenemos que captar, a través de la comprensión de la historia clínica es:
Que es lo que debe ser curado en cada caso individual?
Porque solo así vamos a encontrar el camino para esa sanación.