Entrevista con Elisabeth Kübler-Ross: Sobre la vida, la muerte… y más allá.
Entrevista con Elisabeth Kübler-Ross:
Sobre la vida, la muerte….y más allá.
Elisabeth Kübler-Ross es mejor conocida por su trabajo concerniente a la muerte y su proceso; su fama ha sido bien ganada. Más que cualquier otra persona en el mundo Occidental, Elisabeth ha ayudado a abatir el tabú que hasta hace cerca de 20 años, aislaba a los enfermos terminales, en una atmósfera de silencio nervioso. Mientras tanto, La Doctora nacida en Suiza, ideó un modelo de proceso de duelo:
Negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Escribiendo el clásico “Sobre la vida y la muerte” (así como un número de otros volúmenes referentes al tema)… difundió el tema de los hospicios en los Estados Unidos ..y auxilió a millones de personas a aprender a ver la muerte “como una etapa final de crecimiento”, una parte integral de la vida misma.
La mayoría estará de acuerdo en que las lecciones que Kübler-Ross ha enseñado mientras ayuda a miles de pacientes terminales, puede significar algo para cada persona, ya que todos en algún momento hemos estado involucrados en la muerte de otros, incluso en la propia. Sus enseñanzas tienen una mayor relevancia en lo que refiere a su trabajo con las personas seriamente enfermas. Proporcionó sabios consejos acerca de cómo vivir de una manera más satisfactoria y positiva. Desde luego, una buena parte de su trabajo se difunde a través de talleres de 5 días llamados “Vida, muerta y transición”, impartidos a través de su Organización Shanti Nilaya, en la que se intenta ayudar a las personas a expresarse, a deshacerse de la hostilidad interior, miedos y culpa.
Cuando hace años varios de sus pacientes le dijeron que se habían transportado hacia una dimensión espiritual durante sus experiencias cercanas a la muerte, el trabajo de Elisabeth tomó otra dimensión. La una vez, Doctora-Científica no religiosa, inició una investigación acerca de la naturaleza de la muerte y de la realidad de una vida posterior, subsecuentemente manteniendo su apertura para lograr ser exitoso en el papel de consejero y sanador.
Y mientras el lector puede formar su propia idea acerca de las creencias religiosas de Kübler-Ross, esperamos que no pongan en saco roto el consejo de esta pequeña mujer en estatura, pero grande en consejos y sanadora del corazón humano.
Algunos años antes de la muerte de Elisabeth, Pat Stone, asistió a uno de los Talleres de Kübler-Ross, “Vida, Muerte y Transición” , posteriormente la siguió a Washington, D.C. y –más tarde- hasta su hogar en Escondido, California… para poder estar suficiente tiempo con Elisabeth y completar esta entrevista. Stone apunta “El Taller al que asistí fue un teatro de catarsis, una lección que me movió en el dolor, y en el potencial de la existencia humana. La mayoría de nuestro grupo integrado por 70 personas fue motivado por la externalización de técnicas de negatividad que compartimos, y en muchos casos, utilizados para resolver heridas personales. Y a pesar de que Elisabeth siente que existen ciertas ventajas para superar las aspectos dolorosos, permitió que quienes así lo desearan, hicieran uso de sus propios recursos para superarlos.
Es ella una de las personas más intuitivas, empáticas y amorosas que he conocido. Sin embargo, no es una persona de suaves modales, lo que exige es honestidad de parte de los participantes en el Taller. Por otro lado, ella permanecía con aquellas personas con necesidades especiales y cada vez que estaba con ella, encontraba el tiempo para responder a quienes constantemente se le acercaban solicitando ayuda. Aún durante la última parte de nuestra entrevista –cuando fuimos aislados en su casa de las montañas (donde de alguna forma encuentra tiempo para atender su jardín y cabras)- a menudo era interrumpida por llamadas telefónicas. (Después de aconsejar a una mujer cuyo hermano habían recientemente asesinado, para manejar su duelo, Elisabeth le sugirió que intentara contactar al asesino. “ese pobre hombre quien ha arruinado su vida, merece compasión, ve si le puedes ayudar en su dolor”.) Y sorprendentemente, encausa su energía en una dieta que generalmente consiste en menos de una comida completa al día, atribuyendo el cansancio al hecho de que le encanta trabajar, y a que una vez que limpias tus emociones negativas, descubrirás una abundancia de energía.
Sin que esto signifique que sea perfecta, debo concluir que, en mi opinión, Elisabeth Kübler Ross es una mujer en santidad.
Esperamos que disfrute y se beneficie de lo que nos relata.
PLOWBOY: Elisabeth, usted es reconocida como un parte aguas en nuestra resistente cultura respecto a la muerte, y ayudando a las personas a aprender a aceptar el fin de la vida abiertamente, pero tendría yo que decir que después de asistir a su Taller durante una semana, enfatizaré que su trabajo se enfoca en la vida!
KÜBLER-ROSS: Por supuesto. La vida es la que es difícil. Las personas quienes han vivido en plenitud, nunca tienen miedo de morir. Así que es mucho más importante para mí enseñar a aceptar la muerte. De hecho, cuando comencé con lo que ahora es mi trabajo de vida, no estaba siquiera preocupada acerca de cómo lidiar con la muerte e ir muriendo. No, cuando dejé mi hogar, una chica Suiza que esperaba llevar a cabo trabajo de ayuda en Alemania y Polonia al final de la II Guerra Mundial, quería aprender cuál era la causa por la que las personas asesinaron a cientos de miles de niños en los campos de concentración. ¿Cómo puede el promedio de hombres y mujeres – quienes también eran padres y madres. –cometer estos actos sin compasión y después ir a casa y preocuparse porque sus hijos tienen varicela?
PLOWBOY: Pero,¿ de qué forma esa experiencia la ató en el trabajo que está haciendo actualmente?
KÚBLER-ROSS: En Maidanek –un campo de concentración donde 960 000 niños fueron asesinados- conocí a una joven judía cuyos abuelos, padres y hermanos habían muerto en las cámaras de gas. Ella se salvó sólo porque no hubo suficiente espacio en la cámara de gas. Como resultado de este horror, decidió sobrevivir…de manera que pudiera contar al mundo acerca de las atrocidades cometidas por la Alemania de Hitler. Aun así, me contó que cuando finalmente el ejército liberador arribó, se dio cuenta que ella no era mejor que Hitler, ya que estaba llena de odio y negatividad.
Esta joven tocó mi vida más que cualquier otra persona, enseñándome que hay un “Hitler” dentro de cada ser humano. Mi primera reacción fue “¡Oh, no…no dentro de mí!” “Yo soy una buena persona. Quiero ayudar al mundo”, pero poco tiempo después de conocerla, dejé Alemania y me dirigí hacia Polonia, donde una epidemia de tifo estaba en progreso. En ese momento no había probado alimento durante 3 días, y de repente me di cuenta que si un niño hubiera caminado cerca de mí con un pedazo de pan, ¡se lo hubiera robado!
Luego comencé a entender lo que mi amiga judía me había dicho. Como resultado, cuando regresé a casa, estudié medicina y traté de encontrar la manera de ayudar a las personas a eliminar cierta negatividad de sus vidas. Cuando me casé y vine a América, comencé trabajando –con mucho éxito- con enfermos crónicos, esquizofrénicos supuestamente “sin esperanza”, y posteriormente con niños multi-discapacitados. Y, conforme pasó el tiempo, comencé a involucrarme con el trabajo de “muerte e ir muriendo”, porque descubrí que a los enfermos terminales se les niega el servicio en las Instituciones, de la misma manera que a los esquizofrénicos y a los niños con múltiples discapacidades. El personal del hospital siquiera sabía sus nombres, hablaban acerca de “páncreas en la habitación 17” cuando se referían a alguna persona.¡ Un ser humano con una familia e hijos, quien padecía de cáncer de páncreas!
PLOWBOY: Usted se ha dedicado a la atención de los enfermos más graves o emocionalmente afectados.
KÚBLER-ROSS: Creo que esto ha sucedido porque crecí en un hermoso hogar, siendo trilliza sentí que carecía de identidad. Uno de los recuerdos que vienen a mi memoria fue cuando mi padre bañó a mi hermana dos veces y me saltó a mí.
PLOWBOY: ¿Es mejor que en algunas ocasiones, los enfermos terminales mueran en casa?
KÜBLER ROSS: Yo estoy a favor de permitir que los pacientes mueran en su hogar. Cuando has hecho todo lo posible por prolongar o salvar una vida, deberías permitir que las personas pasen sus últimas semanas en un ambiente familiar…un lugar en donde pueden recibir las visitas que deseen o apreciar el aroma de una buena sopa o café en la cocina, y en donde pueden tener su mascota favorita o ver a sus hijos o nietos jugar.
PLOWBOY: ¿Cómo saber cuándo un paciente puede terminar sus días en su hogar?
KÜBLER-ROSS: Un buen médico deberá juzgar si en recomendable continuar con tratamiento médico y la familia necesita escuchar a los pacientes de manera que se enteren de las razones emocionales que implica trasladarlo a casa y saber si es o no lo correcto. Puedo recordar cuando le dije a una persona mayor acerca del gran esfuerzo que estábamos haciendo para salvarlo; él volteó y me dijo “¿podrían tratar un poco menos?” después de reírnos por su comentario, agregó “todo lo que quiero es que me dejen en paz. He vivido suficientemente y pienso tener derecho a estar en mi hogar”. Y tenía razón. Por otro lado, a pesar de que un paciente deprimido y con un cáncer, pero con buenas expectativas de entrar en remisión, debe ser aconsejado para permanecer un poco más en el hospital, en cuanto el tratamiento que le está ayudando, termina.
PLOWBOY: Me imagino a varias familias que son sobrepasadas por la situación de tener que cuidar a un enfermo terminal o crítico, en el hogar.
KÜBLER-ROSS: Sí, a menudo, las familias necesitan ayuda de alguien externo que les asista en el cuidado del paciente, de tal forma que si por ejemplo , la esposa pueda continuar asistiendo al salón de belleza, o el adolescente salga a distraerse unas horas. Es importante no convertir el hogar en una morgue, los familiares tienen que continuar haciendo su vida normal. Si esto no sucede, estas personas quedarán exhaustas y muy amargadas.
PLOWBOY: ¿Como encuentran los familiares algún ayudante?
KÜBLER-ROSS: Si realmente buscan, encuentran- quizás un vecino o amigo- con el que se sientan a gusto tanto el paciente como los familiares. Por ejemplo, yo alguna vez pagué a un operador a un joven abogado Sueco quien padecía esclerosis lateral amiotrófica. Estaba paralizado desde el cuello y no podía hablar. Su esposa y dos pequeños hijos estaban absolutamente agotados, y casi a punto de enviarlo a un hospital. El hombre percibió a desesperación de su familia, y con la ayuda de un tablero parlante, – una hermosa herramienta que ayuda a personas con parálisis a comunicarse- me pidió que acudiera a verlo.
Después de visitarlo, le pregunté a su esposa qué clase de ayuda necesitaría ella, que le permitiera continuar manteniendo a su esposo en el hogar. Ella respondió, “necesito alguien que cuide de él de las 20:00 a las 08:00 horas todas las noches, de manera que al irme a dormir por la noche, no tenga qué preocuparme. Continué con mis Talleres regularmente y en alguno conocí a un
Americano económicamente estable y que ha llevado a cabo lo que denominó como “workshopitis”, que son intentos de crecer y ser más espiritual, asistiendo a múltiples sesiones. Cuando este hombre me dijo lo que realmente quería, le informé que su primer trabajo comenzaría ese viernes en la noche, con jornadas de 12 horas diarias y sin paga. Se reportó con la familia y permaneció ahí trabajando hasta que el enfermo falleció, y todos los involucrados se sintieron inmensurablemente felices por este arreglo.
PLOWBOY: Pero el promedio de familias no tienen a Elisabeth alrededor, ni manera de contactar a este tipo de nobles personas.
KÜBLER-ROSS: ¡No tienes que ser Elisabeth Kübler-Ross para hacerlo! ¡Pregunta! Difúndelo al través de grupos de la Iglesia, jóvenes guías o cualquier organización a la que estés afiliado. Existen siempre personas quienes quieren servir y ser necesitados. Mira…siempre encontrarás la ayuda que buscas.
(Continuará)