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Información emocional

Información emocional

Domingo, 16 de abril de 2006

Es uno de los popes argentinos de la terapia floral de Bach. Sus libros son referencia en trabajos internacionales y hace casi ocho años que vive en Cuernavaca, México. Acaba de participar en Madrid como expositor en el Primer Congreso Nacional de Terapias Naturales organizado por la Federación Española de Terapias Naturales y No Convencionales. Para Eduardo Grecco, «la terapia floral crece en extensión y no en profundidad».

«Entre una serie de perspectivas como la medicina china, la antroposofía, la homeopatía y el ayurveda, se encuentra la terapia floral. Dentro de estas perspectivas existen algunas que son terapéuticas o técnicas, y además cosmovisiones que nos permiten comprender no sólo las herramientas con las cuales se pueden iniciar procesos de curación en las personas, sino también advertir qué es la salud o la enfermedad», afirmó el terapeuta floral.

Según su visión, la terapia floral no es una medicina alternativa ni complementaria, sino una alternativa a la medicina, con otros fundamentos, incluso, a diferencia de otras artes curativos que pertenecen al campo holístico, no es una medicina energética, sino «informacional», que apunta a trabajar los patrones psicológicos de información emocional. «Ayuda, a través de los remedios que son información de esa energía, a cambiar esos patrones. Es muy similar su búsqueda a la exploración psicoanalítica en el sentido de que, la terapia floral no procura la cura, sino el conocimiento. Si en ese proceso de conocimiento de uno mismo, de la sombra, del inconsciente, donde radican las razones del enfermar, el paciente se alivia de los síntomas, ¡maravilloso!, pero el objetivo fundamental es el descubrimiento y erradicación de la ignorancia».

-En general, como pacientes, no vamos a una consulta para erradicar la ignorancia.

– El hecho de que esto sea así, que uno tenga una estrategia clínica coherente con la demanda del paciente, no tiene que hacernos perder de vista ese carácter que tiene la terapia floral, porque si no ocurre lo que está sucediendo con esta terapéutica, que se ha convertido en una práctica alopática con remedios naturales.

– Primero conocíamos a las Flores de Bach, luego aparecieron otras, incluso de Argentina. ¿A qué se debe ese fenómeno?

– A que la terapia floral crece en extensión y no en profundidad. Los remedios pueden ser válidos. El problema está en entender que no tiene mucho sentido seguir fabricando remedios a tontas y a locas, sino que con un pequeño grupo de elementos trabajados correctamente y con una visión comprensiva de qué es lo que le pasa al paciente, tenemos suficiente. No digo quedarnos sólo con Bach, sino que esta proliferación de remedios florales responde más a una falta de visión de conjunto y de sentido de qué es la terapia floral, que a una necesidad de remedios.

– ¿El trabajo de Bach se ha visto acrecentado con nuevos aportes de investigación?

– Por una parte, creo que Bach es recuperable, porque actualmente lo hemos perdido. No solamente porque es el texto menos leído entre los terapeutas florales, sino porque en general no se practican las enseñanzas doctrinarias de su terapia. Por otra parte, todas las investigaciones que muchos hemos aportado a lo largo de estos años han perfeccionado el aparato no solamente teórico, sino de remedios. Hoy conocemos muchísimo más de lo que Bach supo en vida acerca de sus flores.

– Es decir que con Bach no se terminó el conocimiento floral.

– De ninguna manera. El año anterior a su muerte, en 1936, había trabajado en las últimas 19 flores, con gran esfuerzo. Y ante el hecho de que mucha gente vinculada al arte de curar no le prestaba atención, decidió escribir «Los doce curadores y otros remedios», una especie de vulgata que sirve de base para la mayoría de la enseñanza de flores, donde dice precisamente que es un texto simplificado. Menos rico, el escrito no guarda la verdadera enseñanza en torno de su visión sobre la terapia floral. Digamos que es algo así como que un resumen de los textos de Freud no significa la auténtica enseñanza del austríaco.

– ¿Estás hablando de la vuelta a Bach y algo más?

– No a la letra fija ni al texto rígido, sino al punto de partida. Por ejemplo, Bach fundó una nueva terapéutica, no como una práctica prescriptiva. Y lo dijo específicamente: el objetivo primario de la terapia floral es que el paciente conozca las causas de su enfermar para erradicarlas, y dar flores en esa dirección. El hecho de suministrar flores resulta algo absolutamente secundario, lo primario es una psicoterapia que apunta al conocimiento de sí mismo. Ahora la terapia floral se ha convertido en una técnica prescriptiva.

– ¿Se ha simplificado ese arte de dar flores?

– Basados en este principio que dice Bach acerca de que la terapia floral es simple, podemos tardar uno, dos, tres meses, un año, en conocer la dinámica básica de las esencias florales. Es cierto. De nada me sirve conocer las 38 flores si no sé comprender después a la persona que las va a tomar. Por lo tanto, la terapia floral pierde todo su carácter central. Bach en muchos textos hace referencia, y no la desarrolla, a la interpretación simbólica de los síntomas del cuerpo. El las sabría, pero si el terapeuta floral las ignora, ¿cómo hace?

– Destacás la importancia de la formación del terapeuta.

– Totalmente y el aporte de la escuela argentina ha sido muy importante en este aspecto. De hecho, en Argentina aún hay un grupo extraordinario de maestros. Los textos formativos salen de allí. En los eventos internacionales son referentes. Y los líderes en España, pensadores en este campo como Luis Jiménez García y otros, es gente formada en esa escuela. Entonces lo que estamos tratando es unir las distintas tradiciones que Bach tenía, como la antroposofía, la influencia de Jung y Krishnamurti, entre otras, y ponerlas sobre la mesa para desarrollar lo que Bach no pudo porque no tuvo tiempo o porque lo daba como supuesto. Esta interpretación simbólica de los síntomas para él es sencilla, también para quien tiene formación en los campos energéticos o psicoanalíticos, pero para el 90% de los terapeutas florales no. Ni hablar de otros territorios, como el trabajo con las emociones. El paciente está triste y se le da equis flor. Es un disparate. Las emociones en el 80%, para ser generosos con el otro 20%, se expresan a través del cuerpo. Debe uno aprender a leer lo que dice el paciente. La terapia floral va muriendo por entropía en la medida en que no desarrolla este conocimiento.

Grecco viaja a la Argentina tres o cuatro veces al año, y también a Brasil, Venezuela, Colombia, Chile y países centroamericanos. Actualmente está en un proyecto compartido con otros maestros de la terapia floral para armar un corpus con el fin de relanzar la terapia floral. También creó la Sociedad Iberoamericana de Terapeutas Florales, que preside el español Luis Jiménez García. «Es una red que coordina la actividad», dice Grecco, quien aclara que «no es una institución burocrática y no cobra cuotas». La red se integra en Internet a través de www.laredfloral.com donde también se incluye un boletín mensual.