La Compasión
Por Eduardo H. Grecco
Para la visión evangélica gnóstica, un primer punto importante, es que, la auténtica compasión, nace de una comprensión primaria: todos los seres vivos somos hijos de la divinidad, todos formamos parte de una única familia universal, a todos nos interesan todos. Así mismo, todos somos uno dentro de un mismo Plan, somos partícipes del mismo viaje. Un segundo tema importante, es el hecho que, cada uno de los seres vivos, posee el mismo valor, la tarea que cada quien desarrolla es meritoria y no hay tareas más importantes que otras. Cada ser vivo ocupa un lugar único y singular, indispensable para la realización del Plan Divino. (“Nuestra alma nos coloca en esa situación en la vida y nos hace un llamado a ser, ya sea limpiabotas o monarca, príncipe o mendigo, lo que mejor se adapte a nuestra evolución y donde más fácilmente podamos aprender la lección necesaria y, sea cual sea, nuestra posición, sólo debemos realizar ese trabajo fijado para nosotros y todo estará bien”. Bach).
Pero, un tercer punto significativo, es que, sirviendo y ayudando a los demás, colaboramos con el Plan de la Evolución y el Plan de nuestra Alma. Arrancando de nuestra existencia el egoísmo y dándonos cuenta que, nuestra tarea es auxiliar a otros a crecer, que no hay nada propio sino un camino compartido y en común, que entretejemos entre todos, es como rompemos el estancamiento del amor en nuestra vida. “¡Que cada uno se preocupe no solamente de sí mismo, sino también de los demás! ¡Que estén en ustedes los mismos sentimientos que estaban en el Cristo Jesús!” (Filipenses 2:4-5). Y, claro, que de esto trata la trasmutación y el don de Chicory.