• Curso «Correspondencias Bach-América (California)»

“La floreciente búsqueda del ser”

“La floreciente búsqueda del ser”

Complejo el tema de este año, y me tocó empezar a mí, pero como escribió el poeta:

“El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que mejor lo hacen”.1

Se dice que había una vez un sabio, un gran místico, que vivía en la montaña, y que en uno de sus paseos vio debajo de un árbol a una hiena herida que no podía casi moverse, y observó perplejo que un tigre le traía un pedazo de carne para comer. Al día siguiente volvió al mismo lugar, y otra vez el tigre con el pedazo de carne en la boca para la hiena herida. Reflexionando sobre ello, el sabio se planteó que si la Vida, la providencia, en definitiva Dios, era tan benévolo con la hiena y obraba tal milagro como que un tigre la alimentara, con él, tan dedicado a las cosas celestiales y que ya había gustado en ocasiones anteriores de los favores de la providencia, no iba a ser menos, y se sentó a meditar al respecto. Pasaron las horas y los días, y por el momento nadie le traía nada, pero esperó porque su determinación era fuerte. A la semana, medio desfallecido por no haber comido nada, dirigió sus ojos al cielo exponiendo su incomprensión ante el hecho de que la hiena estuviera alimentada y él pasara hambre, como si en esta ocasión se hubieran olvidado de él. Acto seguido una voz celestial le dijo: – Es que lo que tú elegiste para ti y para tu bien fue ser como el tigre.2

Repasemos un párrafo del “Cúrate a Ti Mismo” cap. II

… Sea cuál sea nuestro trabajo en el mundo – limpiabotas o monarca, terrateniente o campesino, rico o pobre – mientras hagamos este particular trabajo según los dictados del Alma, todo irá bien; y además podemos estar totalmente seguros de que en cualquier posición en la que la vida nos haya colocado, principesca o humilde, contiene las lecciones y experiencias necesarias para este momento de nuestra evolución, y nos proporciona las mejores ventajas para nuestro desarrollo.3

¿A qué cincuenta por ciento pertenezco?: al de los limpiabotas o al de los monarcas, al de los terratenientes o al de los campesinos, al de los ricos o al de los pobres, al de los principescos o al de los humildes.

En mi etapa evolutiva, no exclusivamente en mi vida actual, ¿soy un bebé recién nacido, un adolescente, o un adulto? Y, si soy en bebé, ¿voy hacia la adolescencia, o estoy de retorno y por ello con la actitud de la total dependencia y entrega? “Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis, dijo el Maestro; porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Y prosiguió: “Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él”. 4

Ser uno mismo en muchas ocasiones no es lo mismo que ser lo que la vida quiere que uno sea, y sólo siendo lo que la vida quiere que uno sea, mi alma podrá evolucionar.

Solamente recorriendo aquello que, en el origen de mi encarnación, yo mismo decidí recorrer, mi alma podrá evolucionar.

Tenemos una idea de lo que debe ser, o lo que me gustaría, “el ser uno mismo”: lecturas, conferencias, ejercicios, meditaciones, etc. Esta idea está reforzada por las continuas auto incursiones y en menos ocasiones por la experiencia; al menos por la experiencia consentida, porque ciertamente que la Vida se encarga de que tengamos, a fin de cuentas, aquellas experiencias en las que anteriormente no consentimos. Tampoco se trata tanto de que no las hayamos tenido, las experiencias, sino porque en la mayoría de las ocasiones se trata de cosas pequeñas, poco importantes-creemos, y supuestamente estas experiencias a las que aspiramos, deben ser grandes cosas. Estas auto incursiones no acostumbran a ser otra cosa que hablar, pensar, buscar, etc. cuando probablemente es mucho más necesario callar para escuchar, dejar de mirar para ver, dejar de buscar para dejarse encontrar, y quizás lo más importante y lo que nos acostumbra a resultar más difícil, dejar de hacer (personalmente) para permitir que se haga (anímicamente). Siempre querer ser en lugar de ser. Cuando quiero ser es porque estoy en la conciencia de que no soy, y eso no es posible. Permitirnos ser, lo que seamos, o lo que somos llamados a ser, y ahí sí que puede haber ignorancia, no reconocer lo que somos o no querer ser lo que somos.

Difícil de entender este dejar de hacer, porque no se trata de sentarse bajo una sombra fresca y no hacer nada, sino, metafóricamente, de morir a uno mismo, de dejarse a uno mismo de lado, de dejar de lado mis supuestas aspiraciones, mis supuestos deseos, etc.

¿Y entonces?: pánico, terror, angustia, el fin de tantas y tantas cosas, en definitiva el fin, el callejón sin salida, el “ya no puedo más”, la desesperanza, quizás total y en ocasiones la desesperación insoportable.

Llamó el amante y amado a la puerta al volver de la guerra. ¿Quién es? – pregunto su esposa antes de abrir. ¡Soy yo! Contestó. –Vete, que aquí no hay sitio para dos. Volvió a llamar, y de nuevo, ¿quién es?, -¡que soy yo!, y otra vez, -vete que no hay sitio para dos.

Por tercera vez volvió a llamar y se escuchó otra vez ¿quién es?, –soy tú, respondió, y su esposa le abrió la puerta y le dijo: pasa amado mío 5. O como dijo Juan el Bautista: “Es preciso que Él crezca y que yo disminuya”.6

Si me quedo en este punto nada, o pocas cosas, tiene sentido. Incomprensión, propia y de mi alrededor. Tristeza. Soledad. Salto al vacío, a dónde no sé. Resistencia, siempre la resistencia. El no quiero. La llamada a la puerta del mundo espiritual seguida del eterno silencio. ¡Qué tengo que hacer, qué se espera de mí! Y siempre la misma pregunta: ¿Cuál es Tu voluntad para mí? Y siempre la misma respuesta: “Aquello que tú quieras para ti es lo mismo que yo quiero para ti, solamente hay una voluntad”.

Me engaño a mí mismo y digo que quiero saber. Pero de alguna manera sé que este saber que quiero es un saber sin marcha atrás, no hay posibilidad de retroceso, cargado de compromisos porque tengo que ser coherente con él. Es el nacer de arriba. Todo esto es más bien una farsa, un autoengaño, porque no es cierto que no sepa, sino que no acepto plenamente lo que sé. ¿Han observado la gran cantidad de libros que quizás habrán leído para terminar diciendo: ¡más de lo mismo!, y seguimos esperando encontrar alguno de distinto? “El conocimiento del propósito del Alma y la aceptación de ese conocimiento significa el alivio del sufrimiento y la angustia terrenales, y nos deja libres para desarrollar nuestra evolución con alegría y felicidad”, escribió el doctor Bach.7

Y ¿quién es que no lo acepta? Si el que no lo acepta sigue organizando y mandando no tendrá lugar esta nueva vida que quiere vivirse en mí, a la que tengo que dejar ser, a la que tengo que dejar que se manifieste tal cuál es, sin condiciones. No hay más solución que, como el grano de trigo que cae en la tierra fértil, morir a sí mismo para dar fruto. Pero la tierra en la que caeré, ¿será fértil? Confianza y Fe para pasar a la Certeza, aunque no hay que dejar de lado la razón, porque “la pasión y la razón son las velas y el timón del alma viajera”.8

¿No pasará como con una gota de agua que conociéndose y reconociéndose a sí misma teme perderse y desaparecer si cae o se precipita en el océano? Esto sería su fin, pero como gota, aquello que más conoce, y le cuesta reconocer y aceptar el agua de la que está formada. Si se funde con el océano ¿qué desaparece?, ¿qué muere?, ¿la gota de agua o el agua de la gota? 9

Escribió Bach: “El miedo a perder la individualidad es en gran medida lo que impide al hombre aceptar la verdad espiritual; pero como el pollo del cascarón, no se pierde a sí mismo por salir al mundo de la luz. El mundo de hoy está lleno de gente que teme romper el cascarón de su autosuficiencia, y así permanecen prisioneros en su diminuto mundo. El miedo a la pérdida del yo está detrás de esto, e impide todo crecimiento, todo progreso en el verdadero conocimiento.

No tiene sentido en la actualidad decir solamente: «No tengan miedo», o, «No estén enfermos». Es necesario decirles por qué tienen miedo, por qué están enfermos, y darles el antídoto”. 10

Todo esto lo asocio directamente con la experiencia de Rock Rose. Todos los que estamos aquí conocemos Rock Rose, pero esta Flor es una gran desconocida, hay algunas más, entre otras cosas porque en su lugar se utiliza frecuentemente el remedio de urgencia.

Tan desconocida es, que a pesar de que el doctor Bach la calificó como un remedio de personalidad, en el transcurso de los años este aspecto ha dejado de considerarse, incluso se niega, supongo que por la dificultad que entraña aceptarlo y comprenderlo así.

Actualmente pues, se considera a Rock Rose, como un estado transitorio, pero Nora Weeks, en su escrito “Los Doce Remedios del Doctor Bach desde el punto de vista de un profano” (Abril 1933), escribió: “Los aterrorizados. Las personas que en la vida normal parece que están siempre en un estado anímico aterrorizado”.

Por otro lado, en Los Doce Curadores y Otros Remedios el doctor escribió para ella:

Es el remedio de emergencia para casos en los que, incluso, parece no haber esperanza.

Y aunque esta traducción podría ser reconsiderada, observen: “Emergencia”: acción y efecto de emerger. • “Emerger”: brotar, salir a la superficie. • “Emergente”: Que emerge. Que nace, sale y tiene principio de otra cosa. Y de ahí la expresión: “emergencia espiritual”

Si bien todas las Flores de personalidad son una estructura del alma, una lección a aprender por parte del alma, Rock Rose se me presenta como una experiencia extraña. La gente que vive habitualmente Rock Rose, vive al mismo tiempo, aunque con distinta intensidad, muchas, sino todas, las demás Flores de personalidad. Normalmente no le es nada difícil gestionarlas porque tiene experiencia, y cuando no lo consigue pasa a vivirlas desde Rock Rose, y en ocasiones entra en ella sin más. Es como si ya hubiese hecho el recorrido completo por las otras once estructuras, y ahora le tocara vivir un importante cambio en su proceso de aprendizaje, como si hubiese llegado al final de un camino, y no es que no sepa ahora qué dirección tomar, es que no se ve, si se viera ya no sería necesaria la fe, y la soledad, la oscuridad y el frío son totales; solamente nos queda la fe, es de noche.

De noche, iremos de noche,

Que para encontrar la fuente,

Sólo la sed nos alumbra,

Sólo la sed nos alumbra.11

Si consideramos que Rock Rose fue el último de Los Doce Curadores, ¿podría esto relacionarse con lo que le toca vivir al Alma cuando se le está terminando la escalera y, por decirlo de alguna manera, debe lanzarse al desconocido vació de la siguiente etapa evolutiva, con el único paracaídas de la Fe? Pero por otro lado es la primera Flor que se describe en Los Doce Curadores y Otros Remedios, y por ello también un inicio. Un final y un inicio al mismo tiempo, o un inicio y un final, como más nos guste.

Tal vez, en mi etapa evolutiva, estoy de parto de mi niño interior, y me angustio, como dice la cita bíblica: “La mujer, cuando va a dar a luz, está triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al niño, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo”. 12

Desde Rock Rose, un pequeño movimiento del avión, se convierte en que nos caemos; una simple amigdalitis se convierte en un tumor; una incómoda hemorroide se trata de un cáncer; una tensión en el brazo o en el lado izquierdo se corresponde con un posible infarto o una insuficiencia cardiaca; cualquier dolor es el fin y así sucesivamente con otros pensamientos con igual dosis de desastre, etc. etc. etc. ROCK ROSE es el terror; terror de algo más grande que las cosas materiales; terror a la muerte, al suicidio, o a fuerzas sobrenaturales. Son personas que luchan por la libertad mental. Escribió el doctor. (Los Doce Curadores – Epson – 1933)

He observado que en todas las experiencias “duras”, y creo que las de final de etapa lo son, aparece lo que denomino un SÍ bíblico. Para mí hay tres de estos SÍES que no tienen por qué seguir un orden determinado. Uno de ellos comporta el sacrificio de “mis hijos”, de todo aquello en lo que he puesto mis esperanzas, de todo aquello que creo que me trasciende y por ello también me va a trascender aunque sólo sea durante un tiempo: mi trabajo, mis proyectos, mis creaciones, y también mis propios hijos. Es el SÍ de Abraham, ya recordarán la historia. Otro SÍ tiene que ver con mi propia imagen, con lo que van a decir, con lo que va a pasar conmigo, con la responsabilidad de aceptar un “cierto trabajo”, “una cierta responsabilidad” como consecuencia de haber experimentado algo, haber “hecho” algún descubrimiento o haber entrado en algún territorio de una cierta “certeza”, y tiene que ver con el SÍ de María cuando acepta, a pesar de todo lo que se le podía venir encima, incluso la muerte por lapidación, el encargo de su maternidad, y también ya saben la historia. El otro SÍ tiene que ver con la propia “muerte”, que no tiene por qué ser forzosamente física, como consecuencia de mi fidelidad a mi objetivo vital, a la razón por la cual nací al venir a este mundo. Tiene que ver con el Sí de Jesús, cuando aún podía haber abdicado de su misión de dar testimonio de la Verdad (no lo de morir en la cruz), esta historia también la saben, seguro. Todos ellos, sin la Fe, es imposible pronunciarlos, y, según se cuenta, la angustia puede ser tan grande que se simboliza con el sudor de sangre.

También todos ellos comportan un cambio considerable de etapa: Abraham, de padre de Isaac a padre en la Fe de todo un pueblo, de la mujer María a la madre del Maestro que nació para dar testimonio de la Verdad de nuestra filiación, y de Jesús hombre que se sabía hijo de Dios a la identificación total con la Conciencia Crística o Cristo, este sí el Único Hijo, y que por eso pudo decir: “esto es mi cuerpo”.

Si como sostengo, el miedo (en este caso Rock Rose) está asociado con la enfermedad primaria Crueldad, ¿no es auto crueldad “negarse” a morir al “hombre viejo” para renacer “al hombre nuevo”? ¿No es auto crueldad “negarse” a morir al “hombre nacido por deseo carnal” para renacer como “nacido por deseo de Dios”, como nos dice San Juan?13

La Fe siempre contiene una gran dosis de desconocido, porque si no ya sería Certeza. La Fe, esta especie de manos en las que me sostengo y me sostienen. Si estos nuevos nacimientos duran mucho tiempo, contados en unidades de tiempo o vidas terrestres, ¿podemos decir que el Alma se encuentra en estado Rock Rose, tal y como podemos decir que el Alma se encuentra en uno u otro estado, el que sea, en su particular proceso de evolución apareciendo entonces lo que denominamos tal o cual personalidad en términos florales?, donde por cierto no es de extrañar que haya tantas confusiones al respecto porque flores, o remedios, para los que el doctor Bach afirmó en más de una ocasión que no se correspondían con estados de personalidad, en la actualidad se mantiene todo lo contrario.

A partir de los textos de Nora Weeks y los del propio doctor Bach, no cabe duda al colocar, al doctor Bach, como perteneciente a la personalidad Vervain con incursiones a Impatiens y Water Violet (lo cual, por cierto, se corresponde con la última tríada de Los Doce Curadores según el modelo de las dos listas), pero en su propio proceso de evolución, en qué Flor podía estar cuando escribió, un año antes de su muerte:

“…Los hombres de un bote salvavidas no tienen ningún miedo porque con seguridad saben que volverán, o si, como sucede raras veces, se ahogan, saben que todo está bien.  …SABER ahorraría el miedo, o dicho en otras palabras, «Conoceréis la VERDAD, Y LA VERDAD os hará libres».14

…Nuestro siguiente problema, el de todos nosotros, es SABER; y cada uno de nosotros a su propio modo, y cualquiera de nosotros, puede ser el que encuentre la solución.

Entonces sabemos que los que tenemos miedo hacemos un buen trabajo. Esto es sólo porque apenas comprendemos que nuestro propio miedo es para el bien de los demás. El gran secreto parece ser – tener miedo y no tener miedo de tener miedo, hasta que llegue el momento en que comprendamos que tenemos razón y estamos haciendo lo correcto.

Ciertamente, el conocimiento, la verdad, eliminaría de nuestras mentes todo el miedo, sin embargo éste puede ser la parte del Plan Divino en la que nos demostramos a nosotros mismos que somos grandes luchadores, aunque tengamos miedo; y es para que la humanidad descubra el modo de ver la Luz y se libere de la carga del miedo.15

Si observan las dos listas de Flores y sus correspondencias no se les escapará el terror de Rock Rose vinculado a la Fe de Gorse (el arbusto llameante como también lo denominó Bach), y de ahí a Mustard; ¿recuerdan?: (Aquellos que están sujetos a épocas de tristeza (también podría ser penumbra, oscuridad o tinieblas), o incluso de desesperación, como si una nube fría y oscura colocara su sombra sobre ellos ocultando la luz y la alegría de la vida.

Puede suceder que no pueda darse razón o explicación a esos ataques. En esas condiciones es casi imposible mostrarse feliz o jovial), y de ahí a la desesperación de Sweet Chestnut: (Para aquellos momentos que les llegan a algunas personas en los que la angustia es tan grande que parece imposible de sobrellevar. Cuando la mente o el cuerpo experimentan como si hubiesen llegado al límite más extremo de su resistencia, y por consiguiente hay que rendirse. Cuando parece que lo único que nos queda es enfrentarnos a la destrucción y la aniquilación).

Observemos que Rock Rose fue el último de los Doce Curadores, y su correspondencia, Sweet Chestnut, la última de las treinta y ocho Flores, y si es verdad que el doctor Bach vivió personalmente y en gran medida las últimas Flores que buscaba y encontró, es curioso observar que Mustard fue la inmediata anterior a Sweet Chestnut.

Y como la gota de agua de la hablaba hace un rato, debemos caer en el río o en el océano y dejarnos llevar. Pero no con la resignación de que poco podemos o debemos implicarnos porque todo está en otras manos, sino con la viveza del que está dispuesto a ser una expresión de vida. De esta vida que no vemos ni vamos a ver por ninguna parte a no ser que seamos capaces de reconocerla en un árbol que florece, en un bebé que llora, en dos adolescentes que se besan o en un anciano que, lleno de sabiduría, toma, gratuitamente el sol. Todos, viviendo intensamente el hoy porque se implican intensamente en él, esperan: el árbol la aparición del fruto, el bebé obtener lo que necesita, los adolescentes algo más que un beso, el anciano el calor y la fortaleza.

Queremos ser verdaderamente nosotros mismos, queremos evolucionar, queremos que nuestra alma avance. Queremos ser mejores, más fieles a nosotros mismos. A modo de anticipo Bach había escrito en 1933 (Marlow Bucks, 22 Abril 1933) un texto algo sorprendente por la fecha en la que lo escribió; este texto probablemente es aquel del que el doctor Bach dijo: “Un día, sintiéndome ansioso respecto al futuro, como supongo que todos hacemos de vez en cuando, estaba cerca del sendero de Marlow-on-Thames, cuando me llegó este mensaje. Un mensaje que no es sólo para mí, sino para todos los que se esfuerzan en ayudar. Lo anoté tal cual…), y continúa el texto con la descripción del encuentro de Gorse, pero no dice nada más respecto al mensaje.

Repasemos algunos párrafos de ese texto:

…así como en la tierra la codicia puede obstaculizar la elevación del alma, lo mismo sucede en la vida espiritual, donde la total humildad y el servicio son más necesarios que el deseo de perfección.

El obstáculo al avance espiritual, es el deseo de progresar.

En este Reino (con mayúsculas) el «ser” es no aspirar a nada: «el ser» ya trae su propia recompensa…

En este reino, no progresamos por nuestro propio esfuerzo, sino que simplemente esperamos hasta que seamos considerados dignos.

Sobre la tierra, el esfuerzo: en el Cielo, al revés.

…El único camino es el servicio impersonal, hecho, no para el avance espiritual sino, solamente por el deseo de servir. Ésta es la tónica de los obstáculos que ahora debemos investigar. Estamos acostumbrados a entrenarnos para no tener en cuenta nuestros cuerpos, a que no debe existir un yo; también debe comprenderse que nuestras almas tampoco deben tenerse en cuenta.

***

…En este Reino no existe ninguna fe, ninguna esperanza, ninguna duda, sólo la CERTEZA. El tiempo no cuenta para nada, el espacio no tiene importancia.

No intenten resolver sus dificultades en el mundo, porque después del estudio de su entorno y un cuidadoso y tranquilo juicio, se habrán preparado a sí mismos para el esclarecimiento que les vendrá desde dentro. El conocimiento que se busca para ayudar a los demás les da, es una manera de hablar, el derecho de ese conocimiento: …

Y todo esto solamente puede hacerse a través de, y en, el Amor, pero no el amor tal y como normalmente lo entendemos, porque (Dr. Bach, 13 de Diciembre 1933): “Lo que llamamos «el amor» es una combinación de codicia (y miedo), es decir, el deseo de más y el temor a perderlo. Por lo tanto lo que llamamos «amor» debe ser IGNORANCIA. El amor verdadero debe estar infinitamente por encima de nuestra comprensión ordinaria, algo enorme, el olvido completo del “sí mismo”, la pérdida de la individualidad en la Unidad, la absorción de la personalidad en el Todo.

Así pues, parece que el amor está verdaderamente opuesto al “sí mismo”.

El amor, de alguna manera, parece ser el servicio combinado con la sabiduría.

Hace un tiempo, navegando por Internet, me encontré con un poema. De hecho se trata de una especie de cuento que alguien versificó. Quizás ya lo conocerán. No sé su autor, pero me ronda por la memoria Rabindranath Tagore:

Huellas en la Arena

(Anónimo)

Una noche en sueños vi

que con el Señor andaba

junto a la orilla del mar

bajo una luna plateada.

Soñé que veía en los cielos

mi vida representada

en una seria de escenas

que en silencio contemplaba.

Dos pares de firmes huellas

en la arena iban quedando

y junto al Señor andaba

como amigos conversando.

Miraba atento esas huellas

reflejadas en el cielo

pero algo extraño observé

y sentí gran desconsuelo.

Observé que algunas veces

al reparar en las huellas

en vez de ver los dos pares,

veía sólo un par de ellas.

Y observaba también yo

que aquel sólo par de huellas

se advertía mayormente

en mis noches sin estrellas,

en las horas de mi vida

llenas de angustia y tristeza

cuando el alma necesita

más consuelo y fortaleza.

Pregunte triste al Señor:

“¡Señor, Tú no has prometido

que en mis horas de aflicción

siempre andarías conmigo…?

Pero noto con tristeza

que en medio de mis querellas

cuando más siento el sufrir

veo sólo un par de huellas.

¿Dónde están las otras dos

que indican Tu compañía

cuando la tormenta azota

sin piedad la vida mía?

Y el Señor me contestó:

con ternura y comprensión;

«Escucha bien, hijo mío,

comprendo tu confusión.

Siempre te amé y te amaré,

y en tus horas de dolor

siempre a tu lado estaré

para mostrarte Mi Amor.

Mas si ves solo dos huellas

en la arena al caminar,

y no ves las otras dos

que se debieran notar,

es que en tu hora afligida,

cuando flaquean tus pasos,

no hay huellas de tus pisadas

porque te llevo en Mis brazos».

El Amor, la reconciliación, inexorablemente nos llevan al no juicio, y de ahí al perdón, incluyendo el auto perdón de mí y de cada una de mis partes. “Para vivir en paz hay que perdonar”. Yo perdono, pero no olvido, decimos, como si olvidar fuera difícil. ¿No nos hemos olvidado fácilmente de lo que esencialmente somos?

El Alma que anda en Amor, ni cansa ni se cansa.

El Alma que anda en Amor, ni cansa ni se cansa.

El Amor es paciente, no es afable, no tiene envidia.

El Alma que anda en Amor, ni cansa ni se cansa.

El Alma que anda en Amor, ni cansa ni se cansa.16

Por hoy podemos dejarlo aquí.

Gracias

* * *

1 Rabindranath Tagore

2 En algún libro de Tony de Mello

3 Dr. Bach; Cúrate a Ti Mismo, cap. II, 1930

4 Lc. 18, 16-17

5 En algún libro de Tony de Mello

6 Jn. 3, 30

7 Dr. Bach; Cúrate a Ti Mismo, cap. II, 1930

8 En algún libro de Tony de Mello

9 Comentario de Raimon Panikkar en una entrevista

10 Dr. Bach; Marlow Bucks, 22 de Abril de 1933

11 Taizé.

12 Jn. 16, 21

13 Jn. 1, 13

14 Jn 8, 32

15 (Carta a unos Colegas), Wellsprings, Sotwell, Wallingford, Berks, 25 de Septiembre, 1935