La Importancia de las Relaciones Humanas
Como sabemos el camino es siempre individual, lo que no implica que a lo largo de nuestra vida lo compartamos con diferentes personas.
Empezando por nuestros padres, hermanos, familia, amigos pareja, luego para algunos llegan los hijos, nietos etc. y también aquellas personas que no tengan parentesco y que tampoco sean amigas, quizás hemos estado en contacto con ellos muy poco tiempo pero que pueden habernos dejado un gran aprendizaje.
Podríamos empezar a ver a las personas que han ido apareciendo en nuestra vida como “Mensajeros espirituales”, cada uno aportando algo que nos permita crecer.
Las relaciones son como termómetros, nos sirven para conocernos más, para ver como nos sentimos, para ver que partes de nosotros debemos conquistar. Sin las relaciones como espejo sería muy difícil hacer este trabajo.
De ahí que todas las personas que están en nuestra realidad aquí y ahora, desde el que nos pone el café, nuestro vecino hasta nuestros hijos son maestros que si prestamos atención podemos aprender mucho de ellos.
Muchas veces o la mayoría nuestra mente nos dice esa relación ya se terminó, es pasado, sin embargo cuando alguien le nombra, o la vemos, nos da una puntada en la boca del estómago o se nos pone un nudo en la garganta. Esa es una señal de que todavía hay cosas pendientes con ella o él. Podemos preguntarnos qué no hemos aprendido todavía.
Cómo nos haríamos conscientes de lo que tenemos que transformar en nosotros sino fuera por las relaciones, desde las más cercanas, hasta los encuentros “casuales”.
Como Alma hemos decidido aprender en esta vida determinadas lecciones, y para ello atraemos aquellas personas que nos van propiciar este aprendizaje.
Eso tiene su explicación cuando repetimos ciertos patrones, independientemente de las personas.
Ciertos pacientes comentan; es que siempre atraigo el mismo tipo de personas; a lo que les respondo; y así será hasta tanto no aprendas la lección que te está ofreciendo.
Es decir hasta que no nos hagamos “dueños” de ese “regalo” se nos presentarán una y otra vez bajo distintos disfraces y escenarios hasta que decidamos aprender.
Una vez leí algo que me ayudo mucho a entender un poco más este tema, decía: “Cuanto tiene que amarte un Ser para permanecer todo el tiempo a tu lado actuando de tirano hasta que tu decidas aprender”.
Ver las relaciones desde la total responsabilidad de nuestra vida nos ayuda a no identificarnos con la víctima y a no quedarnos estancados en el drama y el dolor, sino aprender y seguir creciendo.
Al ver la vida desde esta perspectiva, empezamos a ver a los demás como seres que se nos acercan con un regalo para que conquistemos una parte más en nosotros y seamos mejor persona.
La pregunta que podemos hacernos es ¿porque atraigo este tipo de energía a mi vida, que tengo que aprender?, de esta manera recuperamos nuestro poder y por lo tanto nuestra energía. Al decidirlo así, no desperdiciamos nuestro tiempo en culpar a los demás de lo que nos pasa. Nos liberamos de las heridas del pasado, del porque las cosas se dieron de esa manera y no de otra y de todas las especulaciones a que nos puede llevar nuestra creativa mente.
En la Antigua Enseñanza Tolteca, nombran Cuatro Herramientas de transformación personal:
Sé Impecable con la Palabra.
No te Tomes nada Personalmente.
No des nada por Supuesto.
Haz lo máximo que puedas.
Voy a hacer hincapié en el segundo acuerdo «No te Tomes nada Personalmente”, muy apropiado para el tema que hoy nos acontece.
Cuando alguien nos dice algo, o hace algún juicio sobre nosotros, sobre nuestra manera de ser o de nuestro comportamiento, en realidad son sus proyecciones; no tienen que ver con nosotros, sino con ellos.
Imagínense la libertad que nos daría el estar inmune a las opiniones y comentarios de los demás.
Pero sí tenemos que estar atentos a lo que nosotros vemos y enjuiciamos de los demás, porque eso sí es nuestro. Es decir que lo que veo en el otro independientemente que el otro lo tenga, es algo que está en mí, por eso lo puedo ver, por eso conecto con esa parte y no otra.
De ahí que muchas veces o por períodos de tiempo vemos solo tristeza, rencor, pena, rabia etc. en los comportamientos de los demás, eso me indica que tengo que transformar esa energía en mí.
Desde este punto de vista nos enriquecemos de las relaciones ya que nos muestra donde esta nuestro trabajo interior en este momento.
Otra cosa que podemos decidir es elegir maestros que nos proporcionen las lecciones de manera más dulce, más amorosa y no de manera severa o violenta.
Muchas veces tenemos que tocar fondo y llegar hasta el límite en una relación para realmente aprender. Siento que ya no es necesario hacerlo desde ahí. Podemos elegir hacerlo esta vez desde un lugar más amoroso.
No olvidemos que lo importante es aprender y como decía Bach al describir la flor Chesnut Bud.
“Para quienes no sacan un amplio provecho de la observación y de la experiencia, y que tardan más tiempo que otros en aprender las lecciones de la vida diaria. Mientras que una sola experiencia sería suficiente para algunos, estas personas necesitan tener más, a veces varias, antes de aprender la lección. Por lo tanto, muy a pesar suyo, se encuentran cometiendo el mismo error en diferentes ocasiones, cuando una sola vez hubiera sido suficiente o bien cuando la observación de los otros hubiera podido evitar incluso ese primer error.”
Las relaciones de pareja simbolizan nuestro masculino, femenino fuera. Como dice Tolle, el autor del libro “El Poder del Ahora”, las relaciones de pareja no están para hacernos felices sino para hacernos conscientes.
Ya que reflejan facetas nuestras, donde nos resulta más fácil verlas en el otro, muchas veces perdemos mucho tiempo y energía en querer cambiarlos cuando en realidad ese cambio lo tenemos que hacer nosotros. Cuando lo hagamos dentro puede que esa persona se vaya de nuestra vida; o que modifique su comportamiento como consecuencia de nuestro cambio. Es decir que ya hemos recibido su regalo. Y así seguimos nuestro camino atentos a la siguiente lección.
El aburrimiento en una relación puede ser señal de que ya hemos aprendido lo que teníamos que aprender con ese Ser y es hora de dejarlo marchar. Ahí tenemos la posibilidad de trabajarnos los apegos.
Me gusta el ejemplo que nos da la Naturaleza, imaginemos por un momento que las hojas en otoño no se quisieran soltar y se aferraran fuertemente al árbol o que en primavera los brotes digan que no quieren salir. No somos ajenos a este proceso de cambio, de ahí que proviene el sufrimiento; al apegarnos a situaciones o personas que debiéramos dejar marchar.
El grado de sufrimiento podría ser proporcional a las resistencias al cambio, ya que si aceptáramos todo de manera natural no habría sufrimiento.
Para potenciar nuestro crecimiento y acercarnos más a ese Ser de Luz que somos, podemos empezar en poner nuestra atención en aquellas cualidades positivas de los demás que nos ayudan a abrir nuestro corazón.
Para aquellos que sientan que todavía guardan rencor hacia alguna persona ya sea que este en este plano o no; o sienten que todavía no se adueñaron de esa lección vamos a hacer esta meditación.
Buscamos un lugar tranquilo donde no seamos molestados por un tiempo, podemos poner una suave música de fondo, y nos disponemos a relajarnos. Puede ser tumbados o sentados con la columna recta.
Llevamos la atención al cuerpo y con cada exhalación vamos soltando tensiones, molestias, dolores, empezamos a relajar los pies, empeine, talones, permitimos que los pies queden totalmente relajados.
Relajamos piernas, rodillas pantorrillas, muslos, cadera, cintura, hasta sentir las piernas totalmente relajadas.
Relajamos toda la columna, los brazos, las manos, cada uno de los dedos de la mano.
Relajamos el cuello, la cabeza, la cara, los labios apenas se tocan, los ojos apenas se cierran y relajamos los músculos de la cara dibujando una suave sonrisa.
Permitimos que el cuerpo descanse, se reponga.
Dejamos que los pensamientos sigan su curso sin engancharnos a ninguno y nos vamos a imaginar que estamos en un lugar de la naturaleza donde nos sentimos muy a gusto, puede ser una playa, un bosque, un campo, donde encontremos paz y nos sintamos muy relajados.
Conectamos y nos nutrimos de la energía del lugar, disfrutamos de todo lo que vemos.
Conectamos con nuestro Ser interior, y desde ese lugar vamos a hacer este trabajo.
Imagínense que se acerca una persona con la ustedes tiene algo pendiente.
Observen que sentimientos salen a la superficie, sin juzgar ninguno de ellos, simplemente los observan.
Con todo nuestro intento de saber cual es la lección o regalo que esta persona tiene para nosotros. Tiene algo para decirnos; escuchen que es, y también nosotros le comunicamos como nos sentimos.
Permitan sentir, permitan que fluyan lágrimas, ya que es una posibilidad de sanar y cerrar.
Empezamos a mirar a esta persona con otros ojos, empezamos a sentir agradecimiento por que ha estado actuando de esa manera durante ese tiempo solo para que nosotros aprendamos algo.
De nuestro corazón comienza a emanar una luz rosa que va directamente a su corazón, una energía de perdón, de comprensión, y esa luz disipa todo el dolor emocional, el drama que hasta ahora había permanecido dentro nuestro.
Permitimos que se disuelva, una sensación de alivio y paz reemplaza ese dolor guardado quizás de hace mucho tiempo.
Esta persona nos da un regalo, puede ser algo concreto, o una sensación o una imagen, nos abrimos a recibirla y también nosotros le obsequiamos algo, observamos que es.
La miramos a los ojos y solamente nos queda agradecerle por la lección que nos ofreció. Le abrazamos y nos despedimos.
Quedamos con una sensación de paz, y un sentimiento puro de amor.
Seguimos disfrutando del lugar en el que estamos, sintiendo una energía amorosa recorrer todo nuestro Ser.
Lentamente volvemos al tomar contacto con el cuerpo físico empezando a moverlo, finalmente abrimos los ojos, quedándonos en ese estado interior de paz y amor.
Esta meditación la podemos realizar tanto si sentimos que alguien nos ha hecho daño, como también si creemos que nosotros le hemos hecho daño a alguien.
Esta perspectiva que les ofrezco es solamente una herramienta que nos permite ver en todas nuestras relaciones la posibilidad de crecer y abrir nuestro corazón.
Sandra Murguet- Naturópata( especializada en Flores de Bach y Gemoterapia.)
Autora del Libro «Meditaciones con Gemas»
Meditaciones- Soltando el Pasado- Integrando nuestras Partes
Meditaciones- Jugando con los Elementos- Equilibrando los Chackras.
Meditaciones con Gemas-