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La piel dura: “Proceso de alcoholización..”

La piel dura: “Proceso de alcoholización..”

“No se trata de endurecerse, sino de hacerse duros”

F. Truffau

Desde hace más de 20 años, en distintos foros, he subrayado que el problema mayor en materia de adicciones es el alcoholismo.

Tradicionalmente, el financiamiento oficial para la prevención y el tratamiento de está problemática ha sido raquítico, no ha generado el interés político necesario para que ocupe la atención de quienes conducen el país en materia de salud en general y en materia de salud mental, en particular.

Hace poco tiempo, tal como lo documenta Eduardo Menéndez, en su libro Morir de Alcohol (1990), en los programas educativos de medicina y aún en la especialidad de psiquiatría o en los de psicología clínica o social, se dedicaban muy pocas horas para estudiar este grave problema. La mayoría de los médicos, psiquiatras y psicólogos tenían casi la misma información que las personas que no habían estudiado estas disciplinas. Pero además, como era de esperarse, estos facultativos también eran susceptibles, sin reconocerlo, de padecer en alguna medida esta enfermedad, por lo cual era difícil que pudiera ser considerada, con seriedad, como objeto de atención de su parte. Y aún más, el consumo abusivo del alcohol ha sido práctica común en la clase política de nuestro país y en muchas partes del mundo.

Si a ello le agregamos que una de las fuentes de ingreso más importantes de la hacienda pública ha sido producto de los impuestos a las bebidas embriagantes, incluso, durante algún lapso fue la segunda fuente de ingresos del gobierno, sólo después de las que genera la venta de petróleo. Por eso, no nos debe de extrañar que no se haya atendido de forma adecuada, consistente, eficaz y eficiente, el problema del consumo de alcohol y el alcoholismo en nuestro país. Tenemos historia.

En México, quienes se han encargado realmente de atender a lo alcohólicos han sido los grupos de autoayuda. Desde el año de 1954, se conformó la primera agrupación denominada Asociación Mexicana de Alcohólicos en Rehabilitación, (AMAR), dos años después, en 1956 la emblemática y reconocida institución Alcohólicos Anónimos (AA). El sector gubernamental ha querido, ha intentado, complementar la labor de estos grupos creando, desde 1953, Servicios de Higiene Mental en cuatro Centros de Salud en los cuales se generaron algunas acciones antialcohólicas. En aquella época ya habían considerado al alcoholismo como una de las principales causas de invalidez de los mexicanos. Desde entonces, hasta la fecha, con las debidas inconsistencias y sobre todo, con la raquítica asignación de recursos, se han creado todo tipo de Direcciones, Centros, Institutos, etc. con el fin de atender los problemas relacionados con la salud mental y asociada a ella, el consumo de alcohol.

En general, la mayoría de las estrategias públicas para atender el problema de alcoholismo, carecen de serios procesos de evaluación de sus resultados. Pareciera que los diferentes gobiernos, a los largo de varias décadas, sólo han tratado de ponerle nombre a los espacios que se dedican a la atención del alcoholismo, sin que importe si estos dan los resultados esperados, es decir, que disminuya el alcoholismo en nuestra población. Me da la impresión que la creación de tantos centros y programas, sólo es para cumplir, de alguna manera, en el discurso, en la superficie, en la forma, no en el fondo, con lo que exigen la ley y la población.

Voy a mostrar comparativamente los resultados de las Encuestas Nacionales de Adicciones presentados en 1988 y la del 2011. En 1988, el 4 % de la población joven presentaba alcoholismo. En el 2011, se incrementó, ahora el 6.6 % entre la población de 18 a 65 años, son alcohólicos. En 1988, el 51 % de las mismas edades habían consumido alcohol en el último año, mientras que en el 2011, fue el 77 %. Como se puede observar, tanto el consumo de alcohol como el alcoholismo, se han incrementado en los últimos años.

Programas van, programas vienen y los resultados nos indican que no se cumplen con los objetivos. La razón principal, desde mi punto de vista, es que sólo se trabaja simuladamente, la atención del alcoholismo y de la salud mental en el Sector Salud es sólo accesoria, secundaria, pues funciona sin recursos y sin el personal suficiente y debidamente formado en las áreas correspondientes. Morelos, no es la excepción, ¡somos primer lugar en en consumo fuerte de alcohol!

El asunto es grave y, me parece, siguiendo un símil del análisis realizado por Eduardo Menéndez en el proceso de alcoholización del cual fueron objeto los indígenas, campesinos y obreros de México para someterlos, controlarlos y explotarlos, este proceso de alcoholización se está desplazando hacia los jóvenes. No sólo es que ya no tengan oportunidad ni de estudiar, ni de trabajar, como lo he dicho en otras ocasiones, dejarlos a la deriva, sino que ahora lo que se está presentando con mucha frecuencia, es que se inicien en el consumo de alcohol en edades muy tempranas, lo cual reduce sus capacidades de atención y de estudio. Por supuesto que no creo que haya un plan macabro, como sí sucedió en la alcoholización de los indígenas, para afectar a los jóvenes, es sólo una práctica común nuestra, no hacer efectivas y verdaderas nuestras políticas en casi todas las áreas.

Seguiré en este tema. ¡Hasta la próxima!

Twitter: @Bilbao_pieldura