La piel dura “Sujetos y drogas”
“No se trata de endurecerse, sino de hacerse duros”
F. Truffaut.
Esta semana participaré en el Simposium Drogas Legales y Desarrollo Humano, que se celebrará los días 21 y 22 de febrero en un conocido hotel de Cuernavaca.
Gracias a la invitación del Mtro. Jaime Dávila, Director del Consejo Estatal Contra las Adicciones, de la Secretaría de Salud del Estado de Morelos, tendré el honor y la responsabilidad de abrir el evento con una conferencia denominada «Impacto Económico y Social del Consumo de Drogas en México».
Al día siguiente, estaré participando en una mesa de discusión sobre un tema tan polémico, interesante y complejo, como lo es la legalización de las drogas. El consumo de drogas es un asunto verdaderamente difícil. Lo atraviesan concepciones de todo tipo, desde las morales y sociales, hasta las económicas y políticas, pasando por las de tipo educativo y de la salud. Las drogas nos acompañan siempre y así será, mientras no nos transformemos en otra cosa diferente a la esencia humana.
Nuestro cuerpo está habitado por sustancias, también llamadas neurotransmisores (acetilcolina, endorfinas, adrenalina, serotonina, dopamina, etc.), que son similares en su conformación molecular y por lo mismo, en sus efectos, a muchas drogas conocidas (alcohol, tabaco, cafeína, cannabis, anfetaminas, cocaína, heroína, etc.), que tienen el carácter de ser externas al organismo y pueden ser de origen natural, o bien, ser elaboradas de manera sintética. ¡No tenemos remedio!
Hay muchas actividades que estimulan y hacen posible la liberación de dichas sustancias que finalmente nos hacen sentir bien, nos producen placer o relajación, euforia, y esto hace que de manera compulsiva sigamos haciendo aquello que nos agrada. Pero el ser humano nunca se conforma con lo dado por la naturaleza, insiste en transformar su entorno, pero también su mundo interno, psíquico y bioquímico. Y en este traficar con las moléculas del cuerpo, es donde se inician los problemas para algunas personas, que después se identificarán en nuestra sociedad como adictos.
Aún no tenemos los elementos suficientes para poder explicar cómo es que algunas personas se enganchan con las drogas de una manera tal que puede llevarles hasta la muerte prematura y otras administran su uso a lo largo de una extensa y productiva vida. Sin lugar a dudas, Paracelso tenía algo de razón cuando señalaba que “el veneno de toda sustancia está en la dosis”. Pero es necesario agregar, que las dosis son diferentes para cada individuo y también es importante la calidad de la sustancia y el contexto sociocultural en el que se desarrolla el sujeto que consume.
Además, es fundamental considerar que algunas personas, en similares circunstancias, consumen drogas legales o ilegales, y pasan esto como una experiencia de vida más, sin que ello los lleve a la drogadicción. Un ejemplo pueden ser el tabaco y el alcohol. El caso de este último es contundente, gran parte de la población consume alcohol, sobre todo en la juventud, pero la gran mayoría de esos consumidores no se convierten en alcohólicos. Lo mismo pasa con otras drogas.
¿Qué es lo que hace que algunos sí acaban en la adicción y la mayoría no? No hay respuesta fácil. Pero a veces, tengo la impresión de que se hace demasiado énfasis en las adicciones a las drogas consideradas como ilegales, cuando en realidad lo que más efectos nocivos tiene sobre la sociedad actual es el consumo de alcohol, aún sin considerar el alcoholismo como tal, sino sólo el consumo en condiciones de riesgo para quien lo hace y para el resto de la población.
¿Por qué será que no se le da tanta importancia? Si la principal causa de muerte entre los jóvenes está asociada al consumo de alcohol y lo mismo pasa con los accidentes automovilísticos, con los suicidios y con la violencia familiar. En estos asuntos, el consumo de alcohol, más que de otras drogas, tiene un impacto por demás dañino para la sociedad mexicana y en particular, para el Estado de Morelos.
Por más que se quiera impresionar a la población con el tema de las drogas ilícitas, la realidad es que el gran problema social, aún sin la adicción, es el modo en el que se da el consumo de alcohol.
Subrayo, el modo, la manera, las condiciones en las que se presenta el consumo de las bebidas embriagantes en nuestra sociedad. No el alcohol en sí mismo, no es un problema si se sabe tratar. El decir NO a las drogas, lícitas o ilícitas, es una verdadera estupidez.
Las drogas no nos buscan, ni nos insisten que las consumamos hasta perdernos. Somos nosotros quienes tenemos que hacernos responsables de nuestros actos. Las drogas nunca se acabarán y nosotros sí.
Parafraseando a Milan Kundera, en su libro La vida está en otra parte, yo diría en relación a este tema, la lucha está en otra parte: ¡en nosotros!
¡Hasta la próxima!
Twitter: @Bilbao_pieldura