Los mensajes de las Flores de Bach 1era. Parte
Autor: Eduardo Grecco
Jung no sólo nos enseñó que la vida transita por el sendero misterioso de las coincidencias significativas – sincronicidad – sino que, también, ellas son las claves para comprender el complejo proceso de evolución de la conciencia.
Por su parte, Jorge Luis Borges lo expresaba bellamente cuando decía que no hay encuentros casuales que la vida esta plena de citas en las cuales podemos aprender.
De manera que la sincronicidad es un poder de la existencia y del universo que nos guía, una voz del diálogo entre la personalidad y el alma, que tiene como función hacernos trascender la limitaciones de tiempo, espacio, interior, exterior, individual y colectivo. En este sentido «…con la sincronicidad como punto de partida, es posible empezar la construcción de un puente que atraviese los mundos de la mente y la materia, de la física y de la psique.” (David Peat)
Los sucesos coincidentes no son arbitrarios y, por el contrario, su aparición no deja de provocar huellas significativas en la historia de las personas que las experimentan. De modo tal que, las sincronicidades son señales que deben interpretarse como pistas que dan respuesta y guían a la persona, entre los repliegues del laberinto del sendero de la vida, hacia su destino.
Pero frente a ella se pueden tomar dos actitudes opuestas. La primera es sentarse a esperar que sucedan. La segunda, buscar que acontezcan. Este fue el sentido, por ejemplo, del I Ching. Uno pregunta y espera que el universo conspire en una respuesta que nos ilumine. No se trata de un acto adivinatorio o de soporte de las proyecciones del inconsciente, sino de una lectura simbólica.
Esta lectura requiere de varias condiciones. Tres de ellas son: el respeto por la pregunta, el obrar en consecuencia con la respuesta y aceptar que la opción que aparezca como contestación es un mensaje sincronístico pleno de sentido y como tal hay que asumirlo. En ese instante, el universo, la naturaleza y el alma nos hablan.
Es en este marco donde las cartas, aquí presentadas, son barajas que expresan el orden intuitivo de la relación de lo individual con lo colectivo, de lo conciente con lo inconsciente, de lo arquetípico con lo simbólico, de la personalidad con el alma. El que una de ellas quede en la mano no representa el azar sino la necesidad de que un mensaje llegue a nuestra conciencia. ¿Seré capaz de aceptarlo? ¿Seré capaz de renunciar al control de la razón y pasar a la dirección intuitiva de la vida?
Las Flores de Bach imponen una condición de número: ser 38. Sin embargo, en su totalidad representan el conjunto de las emociones arquetípicas del espíritu humano y cada una de ellas enseñan lecciones que nos ayudan a avanzar en el camino hacia la perfección. De manera que constituyen un sistema cerrado y completo en donde cada elemento tiene un valor en sí mismo pero solo encuentra su pleno sentido en la totalidad a la cual pertenece.
Su uso está a la forma en que cada quien quiera utilizarlo. A veces, frente a una adversidad ante al cual no se tiene una luz que nos dé solución, una carta puede hacernos cambiar la perspectiva con la cual miramos el problema o hacernos reflexionar el para que de nuestro atascamiento.
Una consideración final. Hay muchas maneras de referirse a los mensajes que trasmiten las esencias florales del Dr. Edward Bach. El aquí presentada representa una visión personal ajustada a las enseñanzas del padre de la Terapia Floral.
El llamado
Impatiens
Hay que aprender a respetar los procesos de la vida, ser pacientes porque la vida avanza a su propio ritmo, que siempre es el correcto.
Clematis
Estar presentes en el presente con plena conciencia de la realidad de la vida. Abrazar el cuerpo y enraizarse profundamente en el mundo y en él ahora es un paso necesario para aprender las lecciones que nuestra alma necesita experimentar.
Mimulus
La vida nos propone solo aquello que podemos enfrentar. No hay motivo para temer estar aquí en la tierra, que las formas físicas nos limiten o separen o quedar atrapados si nos involucramos
Agrimony
Una armadura, como la que llevaban los caballeros medievales, protege de los peligros y adversidades pero, al mismo tiempo, impide sentir, expresarse y moverse con libertad y plenitud…
Si somos felices, estamos haciendo lo correcto y seremos amados y aceptados por los demás. Tenemos que amarnos tal como somos, ser espontáneos y permitir que los otros nos conozcan sin las máscaras que nos ocultan. El miedo a mostrar nuestro Yo interior, al que no aceptamos y que nos avergüenza, a otros y a nosotros mismos, está en la base de la discrepancia entre lo que uno reconoce de sí mismo y lo que deja que se manifieste ante los demás. Uno debe aprender a permitirse amarse tal como es, a abrir su mundo personal para que otros lo miren y participen en él y para que se exprese libremente.
Chicory
La ley del amor es que el amor fluye generoso, desde nuestro corazón, hacia los otros. Hay que comenzar a amar sin esperar nada a cambio y esa conciencia nos libera del deseo de posesión y del miedo a la pérdida.
Vervain
Todo en la vida tiene proporción. La desmesura nos aleja del camino correcto de la evolución y es fruto de que la voluntad personal no está alineada con la del alma.
(Continuará)