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Luna en CÁNCER

Luna en CÁNCER
Autor: Dr. Franco Rossomando
E-mail: francorossomando@gmail.com

 

Emocionalidad básica.

En esta posición, la Luna se encuentra en su domicilio, amplificándose todas las características de este signo, en lo que se refiere a la esfera emocional.
La emocionalidad adquiere aquí la tendencia a la autoprotección y al incremento de la introspección, así como de la percepción de las propias vivencias. Por otro lado, la impulsividad del signo hace referencia al incremento de las pulsiones, las cuales adquieren una intensidad perentoria que busca la descarga. Sin embargo, la misma no se produce inmediatamente hacia el exterior, como en el caso de Aries, dado que la realidad externa, es para Cáncer un ámbito del que es necesario protegerse. De este modo, son la fantasía y la imaginación las funciones que de alguna manera reemplazan a la realidad, para producir un proceso de descarga, al menos imaginario. Pero, como es lógico, este mecanismo es más o menos insatisfactorio, con lo cual se incrementa la tendencia a repetir automáticamente este proceso.
Otra vía de escape de la realidad es la regresión al pasado, o la fijación a situaciones, personas, objetos, etc., que concreta o simbólicamente permitan la evocación de una época, generalmente idealizada y fragmentada en la cual los deseos y la sensación de plenitud emocional se lograban con mayor satisfacción.
La impulsividad emocional puede volcarse a la realidad bajo las más variadas formas, según cada persona, pero, siempre se hará en forma fluctuante. En efecto, la variabilidad emotiva adquiere características de ciclotimia, o de una bipolaridad que a veces alcanza las características de estados maníaco-depresivos. En la fase maníaca, la descarga y la realización de los deseos se desarrolla hacia la realidad de un modo satisfactorio, lo cual realimenta la sensación de alegría y euforia, pero tan pronto, la situación no se acomoda a lo imaginado o fantaseado, surge el estado depresivo, que a veces se mezcla con una alta cuota de agresividad. Esta hostilidad es volcada, la mayoría de las veces hacia las personas más cercanas.
Existe asimismo una especie de ambivalencia en el carácter, generada por un complicado mecanismo de inhibiciones anímicas particulares. Algunas de ellas son la gran timidez y una cierta incapacidad para tomar decisiones en forma eficaz, mientras que otras nacen de un mal disimulado engreimiento y altivez.
En muchos casos, la Luna en esta posición exacerba la imagen del propio Yo. De modo que la persona esconde un sentimiento secreto de superioridad, que nace como una compensación de su alto grado de vulnerabilidad emocional.
Este aspecto de la personalidad aparece sobre todo cuando se siente contrariado, desvalorizado o herido, para lo cual se encuentra especialmente predispuesto debido a su alta susceptibilidad. Es entonces cuando aparece con gran intensidad todo el contenido agresivo que se encontraba reprimido aflorando así una cantidad de reproches y resentimientos que fueron creciendo durante largo tiempo.
Si las condiciones familiares han sido estables y favorables, esta posición permite desarrollar positivamente la capacidad de protección y comprensión, así como también una gran adaptabilidad a los diferentes avatares de la vida. Esta capacidad se basa en una seguridad emocional muy sólida, difícil de hacer tambalear, y que escapa a todo tipo de racionalización, que le permite hacer aflorar los más variados recursos de la personalidad, dotándola de un fuerte magnetismo.
A pesar de su naturaleza altamente emocional, esta posición se corresponde con una tendencia a buscar una seguridad material a su existencia.
Esta situación podría explicarse pensando que los objetos materiales, o el mismo dinero pueden adquirir un valor simbólico como elementos que ofrecen seguridad y protección.
La pareja de los padres puede haber mostrado características muy simbióticas, en algunos casos, mientras que en otros, la figura parental con la que se establece la más fuerte identificación (casi siempre es la madre) se mostró sumamente reservada, distante, o inaccesible, dando la sensación de estar encerrada en una gran reserva, con respecto a su cónyuge. Esta posición no es infrecuente en personas que han sido criadas por un solo padre., que asumió los dos roles simultáneamente.

Nivel de deseos y aspiraciones.
Cuando la Luna Natal se encuentra en Cáncer, la Luna Astral se encuentra en Géminis.
En el nivel luminoso del arquetipo de la Luna Astral en Géminis, encontramos al Mago, el cual es estimulado por el arquetipo luminoso de Cáncer: La Madre.
El deseo de la Luna Natal en Cáncer es llegar a desarrollar la capacidad para hacer lo necesario y lo mejor, en el momento y lugar adecuados, siendo el arquetipo del Mago (Géminis) el que posibilita esta situación, permitiendo “encontrar la palabra justa para la situación justa”. Asimismo, la pura emocionalidad de la Luna en Cáncer busca una salida efectiva a través de la capacidad de entendimiento intelectual de la Luna Astral en Géminis.
Nivel de la Sombra.
Cuando la Luna en Cáncer funciona a través de sus pautas regresivas se conecta con el arquetipo de la Sombra de Géminis. El Engañador. La incapacidad para aceptar la verdad, hace posible que se sienta atraído hacia situaciones o personas engañosas, con lo cual, inconscientemente justificará su falta de percepción de la verdad. Por lo tanto, se dejará engañar, o sentirá temor a ser engañado.
Con esta actitud resulta imposible cualquier intento por establecer una comunicación fluida y esclarecedora, y la tendencia a cerrarse y discutir es causa de muchas dificultades en los vínculos afectivos. La persona cree que va a ser engañada o estafada y se defiende permanentemente con argumentos inconsistentes, pero al mismo tiempo puede llegar a establecer vínculos con personas que realmente la estafen o la engañen de algún modo.
El arquetipo de la Sombra de Cáncer muchas veces aparece bajo los aspectos de la necedad, que es la tendencia a negar obstinadamente la verdad. Cuando la verdad se niega, surge el engaño. Esto implica que la Luna en Cáncer, al funcionar con sus aspectos más regresivos, se conecta negativamente con el Arquetipo de la Sombra de Géminis: El Engañador, o El Tramposo. Aparece el temor a ser engañado, pero, inconscientemente se eligen situaciones o personas que generalmente culminan en una estafa moral, cuando no, material. El temor y el rechazo a enfrentarse con los hechos verdaderos, hace que estas personas busquen a aquellos que les dicen lo que sólo quieren escuchar.
El temor a ser engañado estimula el desarrollo de las tendencias, actitudes y conductas paranoides: desconfianza, recelo y suspicacia.
Asimismo, puede existir una tendencia a mantener las apariencias en las relaciones afectivas, aun cuando éstas no ofrezcan más que conflictos.
Mecanismo de defensa.
Regresión: consiste en buscar eludir la realidad por medio de los recuerdos o de conductas infantiles.
Este mecanismo se utiliza cuando la realidad es lo suficientemente desagradable o frustrante o cuando la personalidad no ha alcanzado el suficiente grado de maduración emocional. La regresión siempre se produce hacia determinados puntos de fijación establecidos en etapas anteriores.

Nivel de somatización.
La función digestiva, el descanso, especialmente la actividad onírica y las funciones glandulares suelen ser las vías de somatización más frecuentes con esta posición lunar.
La naturaleza esencialmente emotiva de este signo aumenta considerablemente el nivel de tensión psicológica. La agresividad, y el resentimiento reprimidos suelen ser factores de riesgo que favorecen el desarrollo de enfermedades crónicas., las cuales suelen desarrollarse durante largo tiempo en silencio hasta que hacen su eclosión.
Si la persona es sedentaria y con tendencia a la obesidad existe predisposición a la diabetes (siempre y cuando las condiciones hereditarias así lo indiquen).
Con esta posición, debe tenerse muy en cuenta la genética familiar, ya que las probabilidades de desarrollar alguna enfermedad que haya sido padecida por algunos de los propios antecesores, es más alta que lo normal.
El insomnio y las dificultades alimenticias como la anorexia o la bulimia son también síntomas típicos de esta configuración.