Luna en SAGITARIO
Autor: Dr. Franco Rossomando
E-mail: francorossomando@gmail.com
Nivel de la emocionalidad básica.
Cuando la Luna Natal se encuentra en el domicilio de Júpiter, la emocionalidad adquiere una condición centrífuga, extravertida y expansiva.
De esta manera, las emociones se perciben de una forma intensa, por momentos exagerada y con tendencia a la magnificación de los estados anímicos, positivos o negativos. Dado que se trata de un signo de Fuego, los arranques sentimentales intensos son frecuentes, dejándose llevar la persona por el entusiasmo de la primera impresión. Aunque tal movimiento anímico, casi nunca es duradero.
Esta actitud puede generar una tendencia a un gasto permanente de energía sin finalidad específica, que suele manifestarse en varios planos como el físico, el de las relaciones afectivas, el económico, el de la salud, etc.
Encontramos en esta posición algunas características que indican ingenuidad, credulidad y gran capacidad de aceptación. Estas tendencias están más acentuadas cuanto menor es la disposición al esfuerzo por modificar la realidad.
Rara vez esta Luna se quejará de su suerte, precisamente porque considera que ésta siempre es buena. La ventaja de esta actitud es la gran capacidad de adaptación y la habilidad para sacar provecho de las circunstancias; mientras que la desventaja es la falta de iniciativa, por confiar excesivamente en la buena de Dios.
Así es como la postergación, la indolencia y las actitudes escapistas van formando progresivamente parte de la personalidad.
Esto hace que sus pensamientos se dirijan más hacia el futuro y hacia lo abstracto o lejano, que al presente y a lo inmediato, y de este modo, el aquí y ahora queda más vacío., provocando una gran angustia interior, a la cual intenta eludir por los más diversos medios.
Todo aquello que lo remita al presente y a la realidad concreta reactiva su sensación de angustia y de vacío, por lo cual la inconstancia, los permanentes comienzos y abandonos, parecen una interminable búsqueda para escapar de la responsabilidad.
Las percepciones y las vivencias nacidas del vínculo con los padres pudieron haber dejado la impresión de que lo importante en la vida es una filosofía, una quimera, algo que se siente lejano de la realidad concreta, pero que aporta un sentimiento de seguridad y protección.
“Haz lo que yo digo y predico pero no lo que yo hago o dejo de hacer”, bien pudo haber sido el mensaje subliminal transmitido por uno de los padres, quien por otro lado fue demasiado obsequioso y contemplativo como para despertar la necesidad de asumir responsabilidades propias.
Otro aspecto de la emocionalidad de la Luna en Sagitario es que su necesidad de protección y seguridad la lleva a buscarlas en todo aquello que no tenga límites, ni formas precisas de ninguna índole. Su necesidad de libertad, de movimiento y de espacios abiertos nace de una especie de angustia fóbica que experimenta por lo muy cercano, próximo y cerrado.
Por otro lado, debido a su naturaleza mutable, existe otra característica, aparentemente paradójica con respecto a lo que acabamos de mencionar: el formalismo dogmático de sus enjuiciamientos. Su escala de valores puede tornarse muy rígida a tal punto que tendrá muchas dificultades para aceptar el punto de vista del otro. Este aspecto del carácter produce una tendencia a discutir, a veces con vehemencia, y a polemizar, defendiendo el punto de vista personal de un modo muy subjetivo.
Dado que Júpiter es el dios de la abundancia, existe en esta Luna la vivencia de que nunca pasará privaciones, aún en las circunstancias más rifles. Ésta certeza tiene su origen en el hecho de que la memoria selecciona y queda fijada a aquellos recuerdos en los que los deseos fueron satisfechos de un modo pleno.
Así como en Escorpio, la memoria selecciona a aquellos recuerdos en los que se lucha por la posesión de las cosas y personas, y por el poder controlarlos, en Sagitario, esta lucha ya se ha trascendido, y lo que queda es el goce y el placer de disfrutar de lo que se tiene. Este hecho explica la poca predisposición para el esfuerzo, y la tendencia a buscar siempre nuevas experiencias de satisfacción., ya que en realidad, nunca se disfruta plenamente de aquello que no ha costado demasiado conseguir.
Tratándose de una Luna en signo de Fuego, la descarga de impulsos necesita de la motricidad y de la musculatura voluntaria a fin de nivelar las tensiones emocionales. El movimiento, los desplazamientos y en general, toda actividad física genera sensaciones de seguridad y autoprotección.
Nivel de los deseos.
Cuando la Luna Natal se encuentra en Sagitario, la Luna Astral se ubica en Capricornio.
La energía emocional proyectada por la Luna en Sagitario, busca no sólo la fe, sino todos aquellos elementos de la realidad que la confirmen plenamente. En esta búsqueda se asienta la necesidad de disciplina, orden y respeto de la Ley.
En lo profundo, el Arquetipo del Padre (o del Patriarca), produce una gran atracción de la energía psíquica, la cual busca identificarse con él a través de adoptar actitudes que conduzcan a asumir responsabilidades, e incorporar valores familiares en los que predomina la línea paterna, especialmente en lo que se refiere a los rasgos de carácter. El respeto por las tradiciones y formalidades es igualmente notorio como rasgo incorporado a la cotidiana forma de ser.
Nivel de la Sombra.
Cuando la Luna Natal en Sagitario, funciona en niveles involutivos, puede conectarse con el arquetipo de la Sombra de Capricornio: El Tirano, el Déspota. De esta manera., la propia vida emocional puede ser reprimida a niveles extremos, llegando a anularse toda experiencia placentera. También puede existir la tendencia a reprimir y manejar con mucha rigidez al entorno. Otra variante es conectarse con personas que ejerzan sobre sí mismo esta coerción represora.
Por lo general, con la Luna Natal en Sagitario, suelen aparecer los rasgos de su Arquetipo de la Sombra. EL Burlador, o el Bufón. En ambos casos, se tratará de eludir la Ley rígida impuesta por El Déspota.
El Burlador buscará los subterfugios legales o de cualquier otra índole para inclinar siempre a su favor la balanza de la Ley, o intentará burlarla por el simple placer de transgredirla secretamente. Por su parte, el Bufón, hará las veces de payaso, escondiendo su padecimiento interior.
Como siempre, puede suceder que se atraigan hacia sí a aquellas personas o situaciones que encarnan estos aspectos arquetípicos.
Nivel de los mecanismos de defensa.
La Negación: Por este mecanismo de defensa la realidad se recorta seleccionándose sólo aquello que resulta favorable para el Yo, mientras que los aspectos dolorosos, negativos o displacenteros son rechazados, de tal manera que parecen no existir en la realidad. Se trata de un mecanismo utilizado para exaltar los contenidos placenteros de forma maníaca, es decir, omnipotente, pero esconden una depresión o un gran sentimiento de soledad, todo lo cual puede aflorar cuando la negación falla, o cuando la realidad es demasiado evidente como para negarla.
Nivel de somatización.
Con esta posición, las somatizaciones hepáticas son frecuentes, no tanto a nivel de la estructura anatómica sino de su funcionalidad, por lo que ciertos síntomas son frecuentes tales como: dolores de cabeza, trastornos respiratorios alérgico-congestivos de origen hepático, especialmente a nivel bronco pulmonar, alteraciones transitorias de la visión, tendencia al aumento de peso, pérdida de la fuerza muscular, cansancio y fatiga, exceso de sueño, etc. Si la tendencia a somatizar perdura en el tiempo, la disfuncionalidad hepática se hará crónica dando lugar a la hipertrofia, a la degeneración grasa. Y a la ictericia.
La asimilación del hierro debe vigilarse desde temprana infancia a fin de evitar la aparición de anemias ferropénicas.
El sistema nervioso suele afectarse fácilmente, con la consiguiente aparición de alteraciones en el estado de ánimo. Otro punto que facilita la somatización es el de la región de las caderas y el recorrido del nervio ciático.