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  • Curso «Correspondencias Bach-América (California)»

Te extraño, te lloro, te recuerdo…

Te extraño, te lloro, te recuerdo…

“Arráncame la vida de un tirón que el corazón ya te lo he dado

arranca uno por uno sus latidos

pero no lo lleves al camino del olvido.”.

(Chico Navarro)


“Me cuesta imaginar mi vida si tu no estas”

“La busco en cada amanecer”

“Me hace mucha falta”

No son solo palabras. Son sentimientos que surgen con el dolor de extrañar lo que hemos perdido. Y el dolor de la pérdida nos traspasa el corazón en al misma medida de la fuerza del amor perdido. El llanto brota en nuestros ojos y recordamos cada momento compartido. Nos sentimos tristes, no queremos comer, no podemos dormir, creemos morir a cada instante. Nuestros sentidos se amplifican de nostalgia y los perfumes, colores y sabores evocan lugares, tiempos, circunstancias, presencias que hoy que laceran el alma por su ausencia. En fin, estamos deprimidos. La causa una pena de amor, un guayabo, un despecho. ¿Qué hacer?

*Primero: Dejar que los afectos nos invadan

Frente al shock de la pérdida podemos reaccionar de muchos modos. Uno es negarlo, tapar los afectos que como surtidores van saliendo. Al sofocarlos no sólo hacemos que se transformen en al energía que puede dar lugar al nacimiento de los síntomas sino que, también, impedimos que sanen, porque nunca pueden sanar en ausencia.

La tristeza y la pena son reacciones no sólo normales, sino necesarias para elaborar la separación de lo perdido. Si no se entristece no se aprende. Así que frente al amor perdido: mirarlo de frente, dejar que nos invadan los afectos que vayan surgiendo Soltar en nuestros ojos, nuestra boca, nuestro corazón, las emociones. Todas y cada una. No tener vergüenza de buscar un hombro, un pecho, una mano que nos acompañe.

Por supuesto no se olvide de Mariposa Lily, de Water Violet y de Agrimony.

*Segundo: Dejar que los amores partan

Lo que la depresión pone en juego es nuestra capacidad de poder aprender a separarnos, a desprendernos, a soltar al otro. En este dejar partir reconocemos que “no soy tu dueño”, que “nunca te perdí porque no eres mía”, que no debo interferir en los caminos que cada cual transita. Y también a aprender a ver que cada vínculo es una cita que la vida nos proporciona para aprender algo de nosotros.

Dejar que los amores partan es un modo de despedirse. Y si bien en cada despedida algo de nosotros se va con el otro también puede enriquecernos mucho.

Recuerde tomar Bleeding Heart y puede acompañarlo de otras esencias que le ayuden soltar como Sage.

*Tercero: Dejar de buscar el culpable

“Usted es la culpable de todas mis angustias, de todos mis quebrantos” dice un bolero de Gabriel Ruiz. A veces, prisioneros de la necesidad de buscar a quien hacer responsable de una situación que sentimos como fracaso perdemos de vista que no hay tal fracaso, que se trata de una experiencia que podemos transformarla en riqueza para nuestra vida. Buscar culpable es un rebusque que no nos ayuda a cincelar la pena de amor que nos mantiene aferrados y arraigados al ayer.

No deje para mas adelante tomar Chicory que hoy le puede hacer muy bien

*Cuarto: Dejar de creer en amores inmortales

Muchas veces uno queda atrapado en el espejismo de “para siempre”. Aunque para el bolero existan amores “que inolvidablemente vivirán en ti” esto no tiene que hacernos perder de vista que desde chicos vivimos ( no se si aprendimos) es el hecho que los amores se van. Que el amor es siempre un don que nos falta y como nos falta es que lo buscamos y cuando lo encontramos nos damos cuenta, al poco de andar, que no hay amores perfectos, que lo buscado nunca es igual a lo encontrado, poeque lo que buscamos es “alguien” que cubra todos nuestros agujeros y carencias y… Bo Derek (la chica 10) es solo una ilusión del celuloide.

Por las dudas que la idealización se apodere de usted tenga a mano Clematis.

*Quinto: Dejar de anclarnos en el pasado

Hay amores que nunca pueden olvidarse. El de la madre, por ejemplo, pero llega un tiempo que uno necesita otra mujer, necesita cosas que mamá no puede darnos. Del mismo modo hundirse en el pasado no nos permite seguir avanzando, no nos deja ver nuevas perspectivas, nuevos caminos. Hay gente que frente a una pena de amor se plantea “Cómo despertar si tú no estas…” Muy simple: usando un despertador. Cualquiera sea. Para cada uno será algo diferente. El corazón puede despertarse, pero hay que recordar que para que suene la alarma hay que dar cuerda.

Solo hace falta descubrir cual es la “cuerda” de cada uno. Use unas gotas de Honeysuckle y de Wild Rose.

*Sexto: Dejar de decirnos que somos una basura

Cuando se rompe una relación algunas personas piensan “soy una basura, lo hice todo mal, no sirvo para nada”. Es lógico que nuestra estima este por el suelo, que nos sintamos un tacho de desperdicios, que nuestro Yo este por debajo de su línea de flotación. Esta creencia de “no sirvo” lo que hace es impedirnos ver totalmente como son las cosas. Tampoco digamos “soy superman”. Pero entre ambos extremos hay un punto medio.

Sin embargo, ya que somos mortales siempre vale tener a mano Larch, Buttercup o alguna otra esencia que levante la estima dañada.

Si un vínculo se rompe, si nos invade una pena de amor hay que tener presente que es saludable llorar, extrañar y recordar. No se prive de nada ya que solo se puede dejar atrás aquello que primero se vivió intensamente. Todo esto para poder sentir, al final de la jornada de la depresión, la libertad que da el desapego y el reconocer que hemos podido amar y hemos podido soltar y este ida y vuelta nos ha hecho crecer.

Sobre esta base prepárese un kit de autoayuda para el sábado por la noche y salga al mundo, que hay gente maravillosa con la cual da muchas ganas de caminar amarraditos o bailar apretados.

No nos une el amor, sino el espanto

¿será por eso que la quiero tanto?

(Jorge Luis Borges)