Un caso clínico de Mariposa Lily (Azucena)
El caso que voy a comentarles corresponde a una mujer a quien he atendido hace no menos de 3 años.
Llegó a la consulta en plena crisis, planteándome que tenía una úlcera de córnea en su ojo izquierdo, que la estaban tratando, pero no obtenían resultado alguno con la medicación que estaba tomando ni la que utilizaba localmente. Su desesperación era aún mayor, en virtud de que años atrás había perdido casi totalmente la visión de su otro ojo, producto de la toxoplasmosis. Parecía que en ese momento, esta enfermedad estaba calma, pero de todos modos siempre era una amenaza y más en ese momento en que se complicaría con otra patología ocular.
Yo conocía bastante de su vida adulta, pero nunca nos habíamos puesto a conversar sobre su niñez. Para ese entonces yo comenzaba tímidamente a utilizar la técnica del diagnóstico por testeo muscular y decidí emplearla en su tratamiento.
No bien comencé a realizar el testeo me encontré con un desequilibrio en el área ocular (vinculada a la tendencia a controlar nuestras emociones) que podía ser corregido con Mariposa Lily y le dí a tomar una gota pura del floral, en tanto le comentaba que ese floral trabajaba, entre otras cosas, las carencias maternas.
Recuerdo que esto ocurrió pocos días antes de festejarse en Argentina el día de la madre, vale decir a comienzos del mes de Octubre. No bien tomó la gota del elixir y escuchó mis palabras, la paciente entró en una crisis de llanto incontenible. Se sentó en la camilla y mientras sostenía su rostro con sus manos comenzó a decirme:
Yo tengo una hermana gemela. Cuando nacimos ella estaba muy enferma con un alto riesgo de morir, tal es así que tuvo que quedar internada por muchos meses. Si bien yo no tengo un recuerdo de esto, lo sé por relatos familiares. Mi madre se pasaba el día en el sanatorio y a mí debió cuidarme una tía, por lo tanto ni siquiera fui amamantada.
Finalmente mi hermana salió del sanatorio, pero su salud fue siempre muy frágil, de modo que mamá vivía pendiente de ella, de sus tratamientos y sus medicinas y daba gracias a Dios que yo hubiera nacido sanita.
Tal era su dedicación a mi hermana, que no recuerdo que jamás me hubiera acompañado en el primer día de clases, ni a un acto escolar, ni a ninguna actividad en la que normalmente mis compañeros asistían acompañados de su mamá.
Para mi madre yo siempre he sido la fuerte, y aún hoy sigue pensando así. Mi hermana ya está casada y tiene hijos, pero mi madre cuida de ella tanto como entonces. Hoy en día vivimos a más de 300 kms. Y solo me llama en la medida en que me precisa. Realmente siento que me ha hecho mucha falta y aún hoy me hace falta.
Los días que siguieron a la consulta, las propagandas televisivas estaban atestadas de anuncios vinculados al “día de la madre”, y cuenta mi paciente que cada vez que se enfrentaba con alguno de ellos, volvía a llorar, tanto como el día de la consulta.
Diez días después, en oportunidad de efectuarse un nuevo control ocular, misteriosamente la herida de su ojo estaba totalmente cicatrizada. Pudo ver sin ninguna dificultad, porque en realidad pudo enfrentarse a un pasado doloroso y sanarlo.
Me pareció interesante hacerles llegar este caso, porque normalmente lo hubiéramos tratado con Zanahoria o Vicaria Blanca, flores estas que trabajan el no querer ver, o lo que es lo mismo los problemas en la vista. No obstante, en este caso, el origen de la patología era distinto y se sanó en la medida en que se prestó atención a este aspecto.