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Una carta de Bach con historia

Una carta de Bach con historia

Queridos amigos, discípulos y compañeros:

Synthesis, en esta época donde las fuerzas del universo conspiran vibrando en la armonía del Holly, tratando de arrancar de nuestras vidas todo aquello que nos separa de la experiencia amorosa y convocándonos a la unidad en el Amor y la Fraternidad, quiere compartir con todos el regalo de esta carta de Edward Bach, cuyo contenido sólo se conoce en parte, y que hemos comentado, intentando descifrar el sentido que mora mas allá de las palabras.

De este modo es nuestro deseo que sigamos caminando juntos y que las fiestas que se aproximan sean, para cada uno de ustedes, motivo de felicidad.

Fraternalmente,

Eduardo H. Grecco, Lluís Juan Bautista y Luís Jiménez

Una carta de Bach con historia

El 1 de noviembre de 1936, con la percepción de su muerte próxima, Bach escribe a Daniel una carta conmovedora. En ella Bach aborda varios tópicos que, a poco de reflexionar sobre ellos, muestran un mundo de cuestiones que llegan hasta nuestros días y rescatan una imagen de Bach por momentos olvidada.

Esta carta ha sido publicada en las Obras Completas de Bach pero con la curiosidad de haber sido mutilada en segmentos que, creemos, son importantes.

El origen de este cercenamiento y cuando ocurrió nos es desconocido pero lo cierto es que allí esta el corte, y poder volver a la carta original de Bach en su totalidad no deja de producirnos una sensación de perplejidad en torno a preguntarnos sobre la naturaleza de la intención que abrigaba semejante tala.

La carta en cuestión dice lo siguiente: (los párrafos en azul son los que no están en la carta publicada en la Obras Completas)

Wallingford, Berks.1 de Noviembre de 1936

Querido Señor Daniel:

Estoy en la espera diaria de una llamada para un trabajo más agradable que éste que debemos desempeñar en este difícil mundo.

De modo que si este desdichado cuerpo mío deja de desempeñar sus estimables funciones, incluyendo (digerir) las ostras y el champán, y el repique del martillo sobre la mesa del banquete, y no digamos nada de los entrantes y el corte de carne, ¡sí!; y después el café y el puro, desde luego sin mencionar el vino…

Así que usted debería ver una tarde de camino a casa, en los carteles de “The Evening Standard”, o “The Evening News” o de cualquier otro informante del público, que el insignificante Doctor Bach ha pasado a un mejor hogar. Bueno, ya lo sabrá.

Lo importante es, si hubiera beneficios de las ventas de los libros a mí atribuidos, que los envíe a la Srta. Nora Grey Weeks, por el momento a la dirección mencionada arriba.

Ella ha sido mi compañera de trabajo durante muchos años y puede aconsejarle a usted acerca de esta labor en caso de cualquier dificultad. Me ha ayudado a recolectar las Plantas, ha estudiado conmigo sus facultades y sabe todo lo que yo sé sobre este cometido.

Querido Sr. Daniel, cuando estamos a punto de pasar por el Valle de las Sombras, (cuando nos encontramos en el límite de internarnos en el Valle de la Sombras) tal vez no seamos tan reservados como cuando estamos en el mercadillo benéfico, especialmente cuando nos hemos tomado un brandy o dos para animarnos.

El trabajo que le he entregado es la Gran Obra, es la Obra de Dios, y sólo el cielo sabe por qué deba ser llamado a apartarme en este momento de seguir luchando por la humanidad que sufre.

Pero usted, lo sé, es uno de la misma clase que yo, uno de los Caballeros de la Mesa Redonda que han dedicado sus vidas a los otros y no a sí mismos.

Le doy las gracias por la gran ayuda que ya nos ha brindado en nuestra Obra. Ha sido magnífico por su parte y ha sido muy apreciada por nuestro Equipo de colaboradores y por mí mismo.

Querido Sr. Daniel, por toda su bondad siento como si le conociera como a un Hermano, y un Hermano no solo en el terrenal, sino en el sentido Masónico.

Por qué deba ser parado en este punto de la empresa mundana, Dios sólo lo sabe. Pero mi Equipo y usted siguen luchando en beneficio de la humanidad que padece, por las Plantas que nos han sido reveladas donde yace la Cura de toda enfermedad.

Le saluda Fraternalmente,

Edward Bach

Veamos ahora párrafo por párrafo:

Párrafo 1

Estoy en la espera diaria de una llamada para un trabajo más agradable que éste que debemos desempeñar en este difícil mundo.

Estamos a menos de un mes de la muerte de Bach. El tiene plena conciencia de la cercanía del cierre de su vida terrenal y reflexiona, tal vez con algún toque de decepción sobre lo que implica la tarea en esta tierra. Ha tenido una vida en donde el dolor no le ha sido ajeno, no solo físico sino, además, emocional. A esta hora de balance, y a pesar de que Bach parece anhelar partir y dejar atrás el sufrimiento, es posible que sintiera que aún tenía mucho por hacer en este mundo y con su obra. Por otras cartas, sabemos de su preocupación por que su legado no se pierda. Así, en otra del mismo día dirigida a su equipo más cercano, Nora Weeks, Mary Tabor y Victor Bullen, dice en uno de sus párrafos: Por eso, si esa llamada llega, como puede hacerlo en cualquier momento, les ruego, a los tres, que continúen con el maravilloso trabajo que hemos comenzado.

Párrafo 2

De modo que si este desdichado cuerpo mío deja de desempeñar sus estimables funciones, incluyendo (digerir) las ostras y el champán, y el repique del martillo sobre la mesa del banquete, y no digamos nada de los entrantes y el corte de carne, ¡sí!; y después el café y el puro, desde luego sin mencionar el vino…

¿Qué siente un médico que conoce los signos que preanuncian la muerte, advertir la presencia de ellos en su cuerpo? Según el acta de defunción la muerte de Bach esta ocasionada por un sarcoma e insuficiencia cardiaca por lo que presuponemos que el dolor debía ser constante e intenso, sus fuerzas corporales disminuidas, el rostro pálido, sus líquidos renales retenidos, estertores crepitantes en los pulmones, como efecto de edema pulmonar, sibilancias bronquiales, cianosis…. Y en medio de todo eso Bach desnuda su lado terrenal, amante de la vida, del placer y del goce de lo cotidiano. A pesar de…este desdichado cuerpo mío…. la vida estaba llena de sensaciones placenteras.

Bach era, al mismo tiempo un hombre terrenal y espiritual. Disfrutaba de los pequeños gustos de cada día, viviendo una vida simple, acompañado de sus amigos y no dándole importancia a los bienes materiales.

Era conciente que comer no es solo comer. Muchas veces, tenemos la visión limitada de los alimentos como si sólo fueran objetos de consideración nutricional, destinados a mantener el cuerpo vivo y sano. Sin embargo, los alimentos, también, nutren el alma, son una excusa para celebrar, reunirnos, dialogar, expresar nuestros afectos, una común-unión con lo que nos rodean, el banquete que se transforma en ágape. De modo que en ellos, en los alimentos, se encuentra grabada la memoria de “comida fraternal” y en el comentario de Bach el recuerdo de que es posible vivir el Cielo en la Tierra. Por otra parte, lo que nos nutre no son los alimentos, sino lo que el sistema digestivo hace con ellos, que consiste en convertir algo ajeno en semejante. Desde esta perspectiva comer y digerir es humanizar cosas que no lo son. Comiendo humanizamos.

Creemos que bajo esta luz hay que interpretar este párrafo de la carta de Bach.

Podemos, además, aprovechar la circunstancia para reflexionar sobre cada uno de los elementos que Bach menciona comenzando con el vino que, tal como lo ilustra el primer milagro de Jesús, es dable imaginar como un símbolo de la sabiduría divina en oposición al agua que representa la temporal.

Sin embargo, hay que renunciar a esta tentación. Un hombre, en el estado físico que Bach se encontraba, expresa en estas palabras sus apetencias y no creemos que se halle allí un mensaje simbólico intencional.

Por otra parte, este tramo de la carta rememora los banquetes masónicos en donde el Venerable Maestro (posición que Bach había alcanzado) con el repique de su mollete (martillo ceremonial) convoca y anuncia cada plato o tiempo de la cena.

Párrafo 3, 4 y 5

Así que usted debería ver una tarde de camino a casa, en los carteles de “The Evening Standard”, o “The Evening News” o de cualquier otro informante del público, que el insignificante Doctor Bach ha pasado a un mejor hogar. Bueno, ya lo sabrá.

Lo importante es, si hubiera beneficios de las ventas de los libros a mí atribuidos, que los envíe a la Sta. Nora Grey Weeks, por el momento a la dirección mencionada arriba.

Ella ha sido mi compañera de trabajo durante muchos años y puede aconsejarle a usted acerca de esta labor en caso de cualquier dificultad. Me ha ayudado a recolectar las Plantas, ha estudiado conmigo sus facultades y sabe todo lo que yo sé sobre este cometido.

Bach establece que sus derechos de autor, si los hubiera, le sean abonadas a Nora Weeks. Es interesante lo que Bach deja a Nora y lo que dice de ella. Le deja las posibles regalías de sus libros, en ese momento, muy poco, si las había. Vale la pena comparar con lo que, en cambio, le dice a Victor Bullen pocos días antes: (lo remarcado en la carta es nuestro)

Octubre 26 de 1936

Mount Vernon, Sotwell,

Wallingford, Berkshire

Querido Vic:

Considero que ya has visto todas las fases del trabajo.

Este último episodio con el Dr. Max Wolf quizás deba ser bienvenido; el hecho de que los agentes del materialismo intenten distorsionar nuestro trabajo constituye una prueba más de su valor, porque la distorsión es un arma mucho más poderosa que intentar destruirlo.

Tan pronto como un maestro ha entregado al mundo los resultados de su trabajo, debe aparecer una versión distorsionada de éste. Esto es lo que ha sucedido siempre, tanto con los más humildes, como nosotros, como con los más preclaros de nuestros predecesores, incluso con el Más Alto, la Divinidad de Cristo.

La distorsión debe existir, para que la gente pueda distinguir entre el oro y la escoria.

Nuestro trabajo debe consistir en aferramos sólidamente a la simplicidad y pureza de este método curativo, y cuando se haga necesaria una nueva edición de Los Doce Curadores, deberá llevar una introducción más larga, que sostenga con firmeza la inocuidad, la simplicidad y los milagrosos poderes curativos de los Remedios, como nos lo ha sido demostrado a nosotros por una Fuente mucho más poderosa que nuestros propios intelectos.

Querido hermano: siento cada vez más la necesidad de recluirme de modo temporal en la soledad, así que toda la situación deberá recaer en tus manos, pero estoy seguro de que podrás afrontar todos los problemas que se presenten, tanto los relacionados con los pacientes, como los administrativos, sabiendo que la gente como nosotros, que ha degustado la gloría del autosacrificio, la gloria de ayudar a nuestros hermanos, una vez que ha recibido una joya de esa magnitud, no puede ser desviada por nada de su camino de amor y servicio, para mostrar su lustre, puro y sin oropeles, a toda la gente del mundo.

Edward Bach

Del mismo modo cuando habla de lo que Nora sabe, Bach se refiere a ello circunscribiendo ese  conocimiento a las plantas, los remedios (preparación y aplicación) y sus efectos. No da mención a ningún tema doctrinario ni de enseñanza, ni espiritual.

Por la fecha de esta carta, y por lo que dice en ella, pareciera ser ésta una fecha probable para datar el comienzo del fin de la vida terrenal de Bach.

Párrafo 6

Querido Sr. Daniel, cuando nos encontramos en el límite de internarnos en el Valle de la Sombras tal vez no seamos tan reservados como cuando estamos en el mercadillo benéfico, especialmente cuando nos hemos tomado un brandy o dos para animarnos.

Esta mención del Valle de las Sombras es una alusión bíblica. Citamos todo el Salmo porque brinda un sentido más pleno a la cita de Bach. (Lo remarcado en negrita es nuestro)

Salmos 23 -Jehová es mi pastor.

Salmo de David.

1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.

3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Unos comentarios sobre este Salmo. Una primera idea es que aún si Dios permite que sus hijos caigan en pecado, no consiente que queden atrapados en él. «Aunque pase por valle de sombra de muerte», es decir, por un valle tenebroso, expuesto al asalto, atraco u otros peligros «no temeré mal alguno» (v. 4).

Hay aquí cuatro palabras que atenúan el temor:

(1) No se trata de muerte en el sentido de disolución del Ser, sino de sombra de muerte, sombra sin cuerpo, figura sin realidad; ni la sombra de una espada mata, ni la sombra de un alacrán punza.

(2) Valle de Sombra, bastante profundo como para ser tenebroso pero, también, fructífero, como lo es aun la misma muerte para los piadosos hijos de Dios (Fil. 1:21)

(3) Es un pasar, un tránsito.

(4) Pasar por el valle, no se perderán en el valle, sino que saldrán a salvo al monte de especias aromáticas que hay al otro lado. No hay allí mal alguno para el hijo de Dios, pues ni la muerte puede separarnos del amor de Dios (Ro. 8:38).

Bach animado por el brandy y por el hecho mismo de la cercanía de su muerte dice que se vuelve mas comunicativo y no deja de ser revelador lo que luego comunica

Párrafo 7

El trabajo que le he entregado es la Gran Obra, es la Obra de Dios, y solo el cielo sabe por qué deba ser llamado a apartarme en este momento de seguir luchando por la humanidad que sufre.

La Gran Obra es, en el lenguaje cifrado de la Alquimia, el proceso de transmutación mediante el cual se obtiene la Piedra Filosofal. Traducido esto al trabajo interior es el sendero del Perfeccionamiento Espiritual.

Para la Masonería la Gran Obra consiste en transformar la Piedra en Bruto en Piedra Cúbica o perfecta de manera que pudiera ser ajustada en los Planos de Construcción del Gran Arquitecto del Universo, mudar los defectos en virtudes.

Párrafo 8

Pero usted, lo sé, es uno de la misma clase que yo, uno de los Caballeros de la Mesa Redonda que han dedicado sus vidas a los otros y no a sí mismos.

No hay ningún lugar privilegiado en una mesa redonda, por lo que ninguna persona sobresale del resto. Así, los caballeros que se reunían a su alrededor eran todos iguales y no había ningún «líder» como los de tantas otras mesas medievales.

Veamos al respecto de esta idea de igualdad un trozo de la carta del 26 de Octubre de 1936 que Bach envía a sus colaboradores:

Queridos amigos:

Sería maravilloso constituir una pequeña Hermandad, sin rangos ni categorías, donde nadie fuera más ni menos que los otros, para dedicar nuestras vidas a cumplimentar los siguientes principios:…

Párrafo 9

Le doy las gracias por la gran ayuda que ya nos ha brindado en nuestra Obra. Ha sido magnífico por su parte y ha sido muy apreciada por nuestro Equipo de colaboradores y por mí mismo.

Agradecer es una virtud propia de almas generosas. Reconocer el don que otra nos da para, así, cumplir nuestra labor es propio de quien atesora humildad en su corazón y que comprende el valor de las relaciones humanas fraternales. Muchas veces citamos la frase evangélica de Ama a tu prójimo como a ti mismo, frase que ya se encuentra en Levítico 19:18 pero con un agregado significativo. La frase en ese texto continúa con una expresión: «Ani», «Hazme» que retraduce como YO soy Dios. Si se lee la cita anterior con este agregado la traducción adquiere un significado diverso: Cuando ames a tú prójimo como a ti mismo, Me encontrarás. Es decir, amando al otro, considerado como un prójimo, uno encuentra a Dios y a su propia Alma. Y agradecer, es dar testimonio del amor que uno recibió de otro a través de su ayuda oportuna.

El apóstol Pablo exhortaba a los Efesios a vivir gozosamente «dando siempre gracias por todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo» (Ef. 5:19-20). A los Tesalonicenses les instaba a «dar gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús» (1 Ts. 5:18). Y a los Colosenses les recuerda, entre otros, ese mismo deber: «Y sed agradecidos» (Col. 3:15). La ausencia de gratitud no sólo lastima nuestra personalidad sino que, además, revela el orgullo del corazón. Pablo traza el perfil de los paganos de su tiempo diciendo que, «habiendo conocido a Dios (vv. 19, 20), no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias» (Ro 1: 19-21). Los textos citados muestran que el agradecimiento debe ser propio de las personas espirituales en sus relaciones humanas, pero también -y sobre todo- en su relación con Dios. Es la mejor evidencia de que hemos entendido el significado y el alcance del amor divino, pues, como alguien ha dicho, «la gratitud es una actitud del corazón». «Amamos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn. 4:19). Amamos a nuestra Alma porque ella nos amó primero.

Párrafo 10

Querido Sr. Daniel, por toda su bondad siento como si le conociera como a un Hermano, y un Hermano no solo en el terrenal, sino en el sentido Masónico.

Podemos peguntarnos que es un hermano en el sentido masónico. En primer lugar, se desprende de la misma carta que alude a una ligadura espiritual, un compartir una hermandad del alma, un vínculo que excede lo material.

Para la masonería, una finalidad de su trabajo es procurar la búsqueda de la felicidad a través de la práctica de las virtudes de la Tolerancia y el Amor; y por su intermedio, el perfeccionar las conductas de la vida cotidiana, glorificar la justicia, la verdad y la igualdad y combatir la tiranía y los prejuicios.

Todos los miembros de la masonería reciben el título fraternal de Hermano, con el que se tratan dentro de la orden. Los masones son Hermanos en el sentido de la conciencia de sus anhelos, por el compartir el ideal de fraternidad y solidaridad entre todos los hombres y, además, por profesar un mismo sentido de humanidad, un mundo donde impere la concordia y la paz.

Existen tres condiciones y virtudes distintivas del Hermano Masón:

Unión. Sólo formando un todo con los Hermanos Masones es que la Logia será fuerte y respetada. Acatando las decisiones y acuerdos de la mayoría y procurando llevar adelante las iniciativas de los Hermanos y ayudándolos en las obras que emprendan, recordando que, es solo gracias a la unión que la armonía y el cumplimiento de las metas en el taller se hacen viables.

Lealtad. Ésta es una de las más importantes virtudes masónicas, y en ella están comprendidas la honradez, la fidelidad, la justicia, el amor fraternal y la bondad. La lealtad es un gran elemento de fuerza en una Logia Masónica. El Hermano Masón que ajusta su conducta a las enseñanzas recibidas en ella y respeta los derechos ajenos y los principios de la Masonería, es leal a su Logia y por ende a sí mismo.

Sinceridad. Si no se puede ser enteramente sinceros con los Hermanos Masones, es preferible retirarse de la hermandad. Cuando se estrecha la mano de un Hermano, ese apretón es prenda de sinceridad. Es como decir: “Ni él puede fallar ni yo puedo fallar.” Los masones tienen obligaciones mutuas, deben hacer las mismas concesiones y se tienen el mismo respeto. Esa sinceridad debe extenderse a los principios morales que profesan, la prosperidad no hará más que reforzarlos y la adversidad no podrá quebrantarlos. Sólo entonces un hermano Masón puede decir que es sincero con él mismo.

Tal vez en este sentido es que Bach llama a Daniel hermano en el sentido masónico:

Por otra parte en Cúrate a ti mismo Bach señala:

Así podremos sumarnos a la Gran Hermandad Blanca, cuya existencia misma se basa en la obediencia de los deseos de Dios y cuyo mayor júbilo consiste en servir a sus hermanos más jóvenes.

De esta manera, también está presente el considerar que Daniel, tanto como él, participaban de este espíritu de servicio.

Filosóficamente, la Masonería considera que cada persona es un ser imperfecto. El hombre en su imperfección y, utilizando las herramientas del Libre Albedrío, tiene la alternativa de elegir entre el bien y el mal, entre virtudes y defectos. Los Hermanos Masones, tallan la Piedra Bruta, la piedra natural, la personalidad, que Dios ha dado a su alma para cumplir con la vocación y tarea en la Tierra, con el estudio de la Simbología Masónica en una disciplina hermética y ritualista, con la intención de acercarse a la Verdad, con la finalidad de tender al perfeccionamiento humano dentro de ellos mismos e irradiándolo y aplicándolo al mundo cotidiano.

Esta concepción no pretende en nadie la Perfección. Ella está sólo en el Oriente de donde viene la Luz y hacia donde los Hermanos se dirigen y sólo la posee el G. A .D. U.

Cada uno de los Hermanos siempre estará en un estado relativo frente a la Virtud en su concepto absoluto. En este estado de la Virtud de Humildad Relativa, la contrapartida es la Vanidad Relativa. La Masonería no la niega, la acepta como una situación de imperfección, como una realidad que, en la medida que el Masón pule su piedra bruta, su personalidad, ella, la Vanidad, disminuye en favor de la Humildad. Pero, la Humildad, también ella es imperfecta. En este dilema entre Humildad y Vanidad, que ésta última, en ningún caso será un defecto a menos que en sus grados extremos, al igual que la Humildad dejará de ser una Virtud, si es exagera

Párrafo 11

Por qué deba ser parado en este punto de la empresa mundana, Dios solo lo sabe. Pero mi Equipo y usted siguen luchando en beneficio de la humanidad que padece, por las Plantas que nos han sido reveladas donde yace la Cura de toda enfermedad.

De nuevo Bach muestra su anhelo de seguir sirviendo y su aceptación de la voluntad superior. Al mismo tiempo, tiene conciencia que su labor no acaba con su vida terrenal, que ni siquiera le pertenece y que continuará, no por sus méritos, sino por la misma naturaleza del don que a él se le encargó trasmitir. Las últimas palabras muestran la fe de Bach en el poder Curativo de las Plantas.