Una Terapia Floral Integrativa – 1ra parte
IDEA CENTRAL: Una de las intenciones de la Terapia Floral hoy en día es diferenciarse de otras ramas del quehacer terapéutico mientras va incorporando del saber humano aquello que es afín a su práctica: coge de la medicina el interés por el bienestar físico del paciente y un estilo literal de interpretación y tratamiento del síntoma físico; toma de la psicoterapia la vocación por la navegación por las profundidades: el arte de la conversación, gracias a la cual se puede tener acceso a la trama del síntoma y a construir realidades alternativas a las que el individuo describe acerca de sí. Así mismo, incorpora de las disciplinas espirituales la vocación por la transpersonalización del sujeto, es decir, la profunda convicción de que la evolución de la consciencia no termina en la resolución de la neurosis.
La TFI es una forma particular de hacer Terapia Floral en la que se integran tres corrientes florales clínicas históricas: la médica, enriquecida por el Dr. Orozco; la psicológica, que privilegia la escucha, la conversación, la terapia personal del terapeuta floral y la supervisión clínica de su actividad profesional; y la transpersonal, es decir, la terapia floral como vía regia para la percatación e identificación con los niveles sutiles de la existencia.
Ponencia
Lo que sigue es una observación que resulta de algunas preguntas: ¿Cómo es mi trabajo clínico? ¿Puedo ir diciendo algo respecto a mi modo de intervención en consulta? ¿Qué tipo de terapia floral realizo?. Una respuesta a la última de las preguntas es: una TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA.
La intención de la TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA es diferenciarse de otras ramas de la curación -incluída la TERAPIA FLORAL tradicional- mientras incorpora de ellas aquello que es afín a su práctica. Entonces, voy a hablar acerca de la integración de otras prácticas a la práctica clínica de la TERAPIA FLORAL tradicional, para terminar diciendo que es posible una TERAPIA FLORAL integradora, es decir, un sistema diferenciado de curación que incorpora e integra las principales corrientes de la Terapia Floral, mientras se diferencia de ellas. Pero ¿qué es lo que incorpora y de cuáles diferencias hablamos?
Ni psicoterapia ni medicina
La TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA no es psicoterapia, ni medicina alopática o naturópata, pero incorpora algo de estos saberes terapéuticos. De la psicología recogemos el arte de la conversación, gracias a la cual se tiene acceso a la trama del síntoma y a construir realidades alternativas a las que el individuo describe acerca de sí, tanto de su pasado, presente y futuro. De la medicina, el interés por el bienestar de la salud orgánica así como un estilo literal de interpretación y tratamiento del síntoma físico. Daré más adelante un ejemplo clínico de tal afirmación.
Decíamos que la TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA trata de una forma de hacer TERAPIA FLORAL que se diferencia del método de la psicología y de las medicinas; y se diferencia justamente por lo que no excluye de su escucha y tratamiento. La psicología psicoterapéutica aparta el cuerpo de su tratamiento –que no el decir sobre el cuerpo. El paciente, cuando sale de la consulta del psicoterapeuta no lo hace con una receta en la mano para su alergia al pólen. Así mismo, la medicina alopática, como la naturopatía, excluyen de la relación terapéutica la particular forma de conversación y escucha más propias de la psicoterapia que permiten la derivación de significados y prácticas facilitando en el paciente la construcción de nuevas visiones y versiones de sí mismo.
En definitiva, la psicología excluye a la medicina y la medicina a la psicología. Pero atención, la TERAPIA FLORAL tradicional, excluye de su método terapéutico tanto el tipo de conversación terapéutica a la que he hecho referencia, como la consideración sistemática por el síntoma físico del paciente, y esto es debido a la simplicidad que Bach deseó imprimirle a la TERAPIA FLORAL, aunque recordemos que las esencias florales son simples pero los pacientes no lo son.
La conversación, el tratamiento del cuerpo, y el método
de la terapia floral tradicional
Ambas, la conversación terapéutica –derivada de la psicoterapéutica [1] – como el tratamiento del cuerpo físico, son incorporaciones al método de la TERAPIA FLORAL tradicional, hechas con posterioridad (hago referencia a las aportaciones de Grecco, Espeche, Demarchi, Stern y Orozco). Sin embargo, no son integradas a la práctica clínica por todos los terapeutas florales. Algunos optan por una TERAPIA FLORAL donde es posible la conversación terapéutica, pero no así el tratamiento del cuerpo. Otros incluyen una aguda observación de la salud física del paciente así como de su estado emocional, pero no acceden al método de la conversación que posibilita, insisto, la construcción de realidades alternativas, pasadas, presentes y futuras, a través del darse cuenta, el decir y la escucha.
Pero la conversación terapéutica y el interés por la salud física se han integrado a algo, y esto es: al método clínico de la TERAPIA FLORAL tradicional que trata del desarrollo, con esencias florales, de la virtud opuesta al pecado que da origen a la enfermedad. Y en este punto nos encontramos con la TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA (TFI), una práctica clínica floral diferenciada de la psicoterapia porque la psicoterapia excluye la intervención directa sobre el cuerpo del paciente, pero que toma de la misma el arte de la conversación que no es una charla entre amigos ni una conversación médico/paciente o naturópata/paciente [2]. Así mismo, una TFI distinta de las medicinas porque éstas excluyen la conversación terapéutica, pero que sin embargo suscribe al interés por el cuerpo del paciente cuestión propia de las practicas médicas.
Y por último, una TFI que comparte con la TERAPIA FLORAL tradicional bachiana el desarrollo de la virtud opuesta a la diferencia y el exceso interviniendo con esencias florales, pero que se distingue de la TERAPIA FLORAL tradicional, porque la TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA determina el tratamiento floral mientras realiza una escucha asociativa del cuerpo, de la mente y de la realidad social y cultural del paciente en el marco de una conversación terapéutica. Daremos un ejemplo de esto más adelante.
El tratamiento integrador
Y en este punto voy a introducir una nueva diferencia: ni las medicinas tradicionales, ni la psicología convencional se ocupan del ámbito de lo Transpersonal –cuestión que interesa profundamente a la TERAPIA FLORAL de Bach (estoy haciendo referencia al desarrollo de las 12 cualidades de Cristo que menciona Bach)- es decir, del despliegue de la consciencia del sujeto hasta niveles de salud mental excepcional. La TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA sí recoge esta necesidad evolutiva, de la cual hablaremos con algo más de detalle.
Pero en esta suscripción a la visión del tratamiento del ser humano como algo escindido en compartimentos apenas comunicados, se deja de lado aun algo más, y esto es la escucha de la realidad social, cultural y medioambiental del paciente; porque toda TERAPIA FLORAL que se considere integrativa debe poder posibilitar en el sujeto una integración, una atención integral que de cuenta (1) del bienestar de su salud orgánica, (2) de la producción de una verdad sobre sí mismo diferente a la que ha venido creando y que de poco le sirve puesto que no estaría en nuestra consulta, así como también (3) otra verdad que aquella que el orden social y cultural ha creado para él.
Entonces diremos que una TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA trata de una intervención multinivel porque comprendemos que la enfermedad no tiene solamente lugar en la mente individual, sino que tiene al menos tres posibles dimensiones implicadas en su lectura. No afirmamos que la mente individual (actitud psicoemocional, intenciones, fantasías) no juegue un importantísimo papel en el origen y en el tratamiento de la enfermedad sino tan sólo que, considerada de forma aislada, únicamente representa una tercera parte de la historia; porque la “mente individual no existe en el vacío sino que está inexorablemente unida a un cuerpo” (K. Wilber, “Breve historia de todas las cosas”) y a un orden social, cultural y medioambiental. Por lo tanto las intervenciones del TFI, es decir, la escucha y la conversación, el diagnóstico y tratamiento serán:
- *En el ámbito de la mente del paciente. Escuchando, elaborando nuevos sentidos, y colocando una esencia floral en los nudos mentales prepersonales, personales y transpersonales. He desarrollado estos niveles de consciencia en mi primer libro “Tratado completo de Terapia Floral”, asi es que no me repetiré.
- *En el ámbito de su organismo.
- *En el ámbito de su intercambio con su cultura, sociedad y medioambiente que lo cincelan, también, desde fuera hacia dentro.
Diré algunas cosas sobre estos tres niveles o ámbitos de escucha, asociación e intervención terapéutica con ejemplos de mi clínica.
La escucha del nivel mental
Comienzo por el ámbito mental, porque es la atención del terapeuta floral puesta en la mente del paciente lo que Bach enfatizaba. Ahora bien, ¿qué entendemos por escucha de la mente del paciente?
Primero diremos que escuchar es escuchar atentamente lo que dice y lo que no dice el paciente –mientras nos mantenemos muy pegados a su discurso, sin esperar que surjan datos que necesitemos para rellenar hipótesis o ideas prefabricadas, y con curiosidad y capacidad de sorpresa, es decir, escuchamos desde un lugar de no-saber- para por lo menos realizar algunas intervenciones:
Una atribución de nuevos sentidos donde hay pobreza de sentidos, y esto se lleva a cabo por la vía de la conversación que es el modo fundamental para producir la reflexión de la mente sobre sí y crear nuevos significados, nuevas narraciones de sí mismo y opciones de vida.
Traducimos TODA esa conversación en términos de esencias florales para que ellas también faciliten diferentes percataciones, nuevas distinciones o asignaciones de significados. Sabemos que las esencias florales procuran el posicionamiento en un centro de gravedad, tranquilidad y no-dispersión desde el cual la conversación, la reflexión sobre sí, y el cambio, son mucho más fáciles de gestionar. Diremos que si hay un primer efecto de las esencias florales en el paciente ese es: una mayor producción de recuerdos, sueños, asociaciones, y curiosidad de sí. Conversación y esencia floral son consecuencia, la una de la otra.
El terapeuta floral escucha la mente del paciente. Ya hemos dicho lo que entendemos por escuchar y lo que podemos realizar con lo que escuchamos, pero ¿qué entendemos en terapia floral por mente?
No se trata de pensar en una definición objetiva, contable o replicable, solo en una referencia que podamos compartir a la hora de hablar sobre este objeto de nuestra atención en la clínica.
Para Bach la mente es donde se origina la enfermedad, lugar de pensamientos, sentimientos y acciones armoniosas o erróneas que precipitan salud o dolencia. Así es que importa en TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA una escucha atenta de la mente que será dejarse llevar por el paciente hacia su estar cognitivo, afectivo, sus valores y necesidades, psicosexualidad, creatividad y su materialización, su estilo de asunción de roles, capacidad de establecer relaciones interpersonales, desarrollo moral, nivel de empatía, competencia comunicativa, intereses profesionales, filosóficos, culturales. Y también a su nivel de desarrollo transpersonal o espiritual, que no es más que el desarrollo de la mente hacia niveles más y más complejos e inclusivos de interacción e integración con lo que la rodea. Trato el desarrollo de lo transpersonal en este apartado sobre la mente, porque los máximos estados de desarrollo mental – por ejemplo el Samadhi, o el Nirvana- son estados de la mente… Y la esquizofrenia también.
Lo transpersonal en terapia floral
Y en este punto digamos algo sobre la Terapia Floral Transpersonal que podríamos sintetizar como la extraordinaria reducción del egocentrismo con Terapia Floral Integrativa. Observen que no digo «que la terapia floral transpersonal es la extraordinaria reducción del egocentrismo con terapia floral», sino con “TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA”; y esto es porque me interesa diferenciar el acto de dar esencias florales, que es la forma más rudimentaria de hacer terapia floral, de los modos más complejos, inclusivos e integradores de hacer terapia floral. Sucede que a las dos cosas se las denomina terapia floral, tanto a dar esencias florales como a comprometerse en un proceso terapéutico floral integrador. Entre un extremo y el otro hay diferentes modos de hacer terapia floral, todos apropiados en su respectivo nivel de intención y objetivo terapéutico, pero unos más integradores que otros.
Pero sigamos con lo transpersonal floral, es decir, con la extraordinaria reducción del egocentrismo que deviene necesariamente en la integración de lo trascendental a las dimensiones personales. Y esto ¿cómo se gestiona terapéuticamente?
En principio hay algo que el terapeuta floral puede realizar y eso es escuchar todo lo que no pertenece al orden de lo transpersonal (tema que desarrollo en el “Tratado Completo de Terapia Floral”, Ed. Edaf)
Para adentrarse en la Terapia Floral Transpersonal, es importante, que el TFI incorpore a su saber los descubrimientos de la psicología y psiquiatría transpersonal, por varias razones. Así como importa diferenciar a un paciente con un buen estado de salud de otro que no lo está, conviene saber distinguir un paciente neurótico -con acceso a un sentido “razonable” de la existencia- de un psicótico, porque ambos tienen: Un pronóstico floral diferente.
Un modo de intervención floral distinto; no porque se utilicen diferentes esencias sino porque un neurótico piensa de forma diferente a un psicótico y por lo tanto el tratamiento que piense el TERAPEUTA FLORAL INTEGRATIVO estará de acuerdo con esa diferencia.
Un encuadre de la consulta y actitud terapéutica también distinta.
Y el psicótico, más que el neurótico, requiere de una intervención conjunta con un psiquiatra, y por supuesto, una intervención floral familiar. El Terapeuta Floral Integrativo tiene una importante fuente de trabajo y labor humanitaria en el acompañamiento floral de enfermos psiquiátricos y sus familias.
Sigamos con la distinción de lo que es y no es del orden de lo transpersonal. Importa también diferenciar el pensamiento mágico y pensamiento mítico [3] , del pensamiento sabio y del pensamiento místico, algo de mucha utilidad para saber distinguir un fenómeno de despersonalización de una experiencia extracorpórea; un brote psicótico con alucinaciones cenestésicas de un síndrome kundalini; un delirio místico o un brote histérico de un estado de unión mística; o un delirio megalómano de una revelación visionaria. Todos pueden cursar con dolor, tensión, contorsiones espontáneas, parálisis de diferente tipo y origen, corrientes eléctricas, distintos grados de quemazón interna, sueños vívidos, alucinaciones auditivas y visuales, depresiones, apremio sexual y urgencia por realizar determinados movimientos o desplazamientos… pero no son lo mismo, el origen, las consecuencias, las intervenciones y las orientaciones del tratamiento son muy diferentes, así como las derivaciones que es pertinente llevemos a cabo.
Estadísticas realizadas en el último decenio en USA [4] -que podemos extrapolar a Europa- nos informan que alrededor del 20% de la población americana (40 mill de personas) realiza algún tipo de ejercicio de desarrollo transpersonal de la mente: meditación, chamanismo, plantas enteógenas, etc. Es decir, que millones de personas están expuestas a súbitas Emergencias espirituales y a Urgencias espirituales que pueden ser incorrectamente diagnosticadas y confundidas con psicosis, y viceversa [5] ; y si el TFI desea acompañarlas, y para ello la terapia floral es de inapreciable ayuda, puede aprender a distinguirlos.
Pongamos un ejemplo: Una fobia
Aparquemos aquí nuestra incompleta reflexión sobre lo transpersonal en Terapia floral y continuemos con un ejemplo de lo que es escuchar la mente para lo cual se necesita de un entrenamiento, a no ser que escuchemos y formulemos literalmente: «Tiene miedo tome Mímulo».
Hoy en día sabemos que podemos dar MIMULO para el miedo a subir a un avión o un ascensor (o ROCK ROSE-CHERRY PLUM-LARCH si es más grave), pero también podemos aprender a pensar que cuando el paciente dice «Tengo miedo a subir a un ascensor» ¿Qué está diciendo? Solo está señalando un objeto: el ascensor, al que reviste con una serie de afectos que llama miedo. Pero si escuchamos integrativamente, es decir, en el marco de una conversación terapéutica, veremos que eso a lo que llama miedo surge de una fuente mucho más difusa que el ascensor, más íntima. Lo que hoy llama «miedo a subir a un ascensor» tiene que ver con una angustia que se ha ido tejiendo lentamente a lo largo de su historia, y la historia personal se teje con personas, es decir, con relaciones. El miedo a subir al ascensor, entonces, es una hebra que si la sabemos coger y tirar de ella, hallaremos una extraordinaria versión de la historia de las relaciones del paciente con su propio cuerpo y sexualidad, con su familia, amigos, sociedad, proyectos de vida y autorrealización y básicamente nos encontraremos con todo lo que el paciente no ha desplegado en esos ámbitos y que ha colocado, a pesar suyo, dentro de un ascensor al que no desea subir.
Decir «miedo al ascensor» es un silencio que el paciente hace de sí mismo y que el TFI escuchará, porque sabe que en ese ascensor hay palabras, historia, ideas, emociones, que hay que conversar y traducir en esencias florales para que en lugar de “miedo” y “ascensor” el paciente despliegue su universo de relaciones interrumpidas o no vividas. Y quien dice «un universo de relaciones» dice «un universo de esencias».
La fobia al ascensor, y toda fobia, no se trata con las esencias para los miedos, no únicamente [6] , sino también con las esencias para lo que hay dentro de ese metro cuadrado, y que puede ser traducido en remedios florales si el paciente es escuchado de forma asociativa y eso solo es posible en el marco de una conversación.
Entonces, la TERAPIA FLORAL INTEGRATIVA toma de la psicología este tipo de lectura múltiple del síntoma mental. La psicoterapia dice: Miedo al ascensor no es igual a miedo, es otra cosa y esa “otra cosa” puede ser escuchada y su decir debe ser provocado. Y nosotros cogemos esta afirmación y método clínico y traducimos lo que escuchamos en esencias florales llevando al paciente a decir lo reprimido y lo latente mucho antes que la pura psicoterapia, y por supuesto, a un mayor estado de bienestar y percatación. Y en esto nos diferenciamos de la psicología psicoterapéutica que no asocia lo que escucha del paciente a una esencia floral. Y además nos distinguimos en otra cosa: en el tiempo de la cura -el cambio de la ignorancia hacia la libertad, como diría Bach- porque gracias a este oficio, un mayor grado de salud –definida por la terapia floral bachiana como “la liberación de la ignorancia”- deviene en menos tiempo. Y el tiempo, la reducción del tiempo de un tratamiento, es importante. Somos tiempo y células, más Algo Más.
El pensamiento causal en Terapia Floral.
La causalidad compleja y sus consecuencias
Pero para escuchar lo que dice y no dice el paciente podemos aprender a dejar de buscar la causa de la enfermedad, un viejo hábito floral debido a una interpretación fácil de lo que Bach llamaba las “causas” de la enfermedad, la perseverancia en siete defectos o enfermedades básicas: el orgullo, la crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad y la codicia. Para Bach, la causa de la enfermedad es otra enfermedad que solo puede curarse desarrollando la virtud opuesta, así es que propone 38 remedios divididos en 7 grupos, como 7 son las enfermedades capitales. Se trata de 7 enfermedades tan verdaderas como templos. Pero ¿de qué forma en particular cada individuo construye la distancia que lo aleja de la virtud? ¿De una sola virtud más que de otras? ¿O de todas? ¿De cuáles más? ¿Cuál es el cocktel privado de cada quién? ¿Sólo 7 pecados o enfermedades básicas, ó las 10 del cristianismo ó las 9 del eneagrama de Gurdjieff-Ichazo-Naranjo ó las 12 de la astrología de Max Heindel?. Quién lo sabe.
Es interesante e imprescindible leer y pensar filosóficamente las palabras de Bach, sin embargo, opino que no debiéramos confundir, más de lo necesario, filosofía con clínica, es decir, pensamiento filosófico, con diagnóstico y tratamiento clínico floral.
Ahora bien, los síntomas de la mente no tienen una causa lineal a no ser que continuemos pensando en términos de estímulo-respuesta (algo más apropiado para el cuerpo que para la historia) sino una causalidad no lineal y multidireccional, es decir, una causalidad compleja [7] . Y esta nueva y deseable perspectiva del síntoma en la clínica floral tiene consecuencias importantes en el tratamiento de los pacientes:
*En la posibilidad de abarcar floralmente una multiplicidad de relaciones causales (emocionales, mentales, orgánicas, genealógicas, vinculares, sociales y culturales); * En la elección de las esencias (diferentes sistemas); * En la cantidad de esencias finalmente escogidas (no damos esencias para la causa sino para las tramas que connotan causalidades complejas, por lo tanto, el número de esencias puede ser superior al convencional –cuestión que bien puede abrirnos al uso de las “Fórmulas extensas”, en terapia floral; otra cuestión a desarrollar); * En la efectividad del tratamiento (mayor); * En el tiempo de la cura (menor); * En la posibilidad de intervenir floralmente en ámbitos muy complejos clínicamente impensables para el método lineal de la TERAPIA FLORAL convencional: psicosis, la clínica de las neurosis más severas, la aproximación a la muerte, la patología transpersonal.
La mente es un sistema complejo que pide una definición de sus relaciones de causalidad; de lo contrario, podemos incurrir en considerables errores de evaluación e intervención. La lectura causa-efecto exige la determinación de una causa que siempre será una determinación subjetiva, cuestión agravada por el hecho de que el terapeuta floral tradicional cree que un síntoma mental tiene una causa susceptible de ser verificada históricamente. Y es en este punto donde se cometen errores de diagnóstico floral y orientación del tratamiento.
Y así continuamos buscando la causa, el trauma histórico productor del síntoma, en esta vida o en otra, descuidando el hecho de que la “verdad histórica” poco tiene que ver con la “verdad narrada” que es la que operará a efectos de la producción del síntoma. Conviene efectuar esta distinción o continuaremos insistiendo en buscar y encontrar el suceso de su pasado que diera origen a ese miedo Mimulo a subir a un avión (tren, bus, ascensor), descuidando eso que sí hay que tratar con esencias florales y que no hay que buscar en ningún lugar sino escuchar aquí mismo: cómo el paciente selecciona, amplifica, reduce, generaliza, omite, organiza o recorta su biografía a partir de un cúmulo de experiencias que no necesariamente tuvieron lugar o fueron exactamente cómo las cuenta. Y justamente porque intervenimos floralmente en su forma de decir su historia, es que la historia pasada y futura puede ser dicha de otra manera. Si lo que se desea es estimular al paciente a una transformación integradora, las esencias florales pensadas, y nuestras intervenciones en la conversación, tienen que apuntar a que el paciente modifique, enriqueciendo, la narración de su existencia. Y si aun así y todo, seguimos insistiendo en la búsqueda de la causa, digamos que la única causa de la enfermedad es la vida; y la muerte, su final.
Notas:
[1] Digamos también que existen diferencias entre la conversación terapéutica derivada de la psicoterapia y la conversación terapéutica propia de la terapia floral.
[2] No hablamos, exclusivamente, de anamnesis ni de historia clínica o de interrogatorio. Consideramos que la historia se va diciendo a lo largo de todo el tratamiento que permite, si está bien conducido, escribir una nueva historia; y con las interrogaciones, no buscamos una respuesta (cuestión propia de las ciencias exactas), sino producir momentos de reflexión, preguntas dirigidas a agitar el saber-de-sí (convencional y pre-convencional) del paciente para que él produzca nuevas opciones y diferentes puntos de vista que enriquezcan su estar en el mundo.
[3] Destaca en este sentido la obra de Jean Piaget a cerca de la cual encontraréis un interesante resúmen en “Explicaciones sobre el desarrollo humano” E. Fernández Lópiz, Ed. Pirámide; y “El proyecto Atman”, Wilber, Kairós.
[4] Siento no poder ofrecerles la fuente de este dato pero creo recordar que lo extraje del libro “Gracia y Coraje” de Ken Wilber. Lo que sí es seguro es que si no ha sido de ese texto por lo menos sí que es de este autor.
[5] Podéis encontrar un completo tratamiento de esta cuestión en “Más allá de la dualidad” John Nelson (psiquiatra transpersonal) Ed. La liebre de marzo.
[6] Aunque podamos recogerla durante un tiempo prolongado con ROCK ROSE unicista
[7] Bach dijo “…las mismas enfermedades pueden tener diferentes efectos sobre diferentes personas; son los efectos los que hay que tratar, porque ellos nos guían hacia la verdadera causa”. Sin embargo, hoy sabemos que es cierto que idénticas causas derivan en efectos diferentes; pero también que causas diferentes acaban en los mismos efectos; o que pequeñas causas pueden traer grandes efectos, y que grandes causas pueden provocar pequeños efectos. Así como algunas causas tienen efectos contrarios a los deseados y otras, conllevan efectos inciertos. Esto es la causalidad compleja.
Continuará…